Olvídate de la tragedia.

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«One of these mornings» – Moby

Fotografía de Pavel Morozov


DEFINICIÓN DE POESÍA

En memoria de Federico García Lorca.

Hay una especie de leyenda que dice que antes del fusilamiento
vio como detrás de las cabezas de los  soldados salía el sol. Entonces dijo: 
«Y sin embargo amanece…» Quizá sólo fue el comienzo de un poema.

Memorizar los paisajes
tras las ventanas
de los cuartos de las mujeres;
tras las ventanas
de los pisos de los familiares;
tras las ventanas
de los despachos de los compañeros.
Memorizar el paisaje
tras las tumbas de los amigos.
Memorizar
cómo de lenta cae la nieve
cuando nos llaman al amor.
Memorizar el cielo
que yace sobre el asfalto húmedo
cuando nos recuerdan el amor al prójimo.
Memorizar
cómo las borrosas gotas de lluvia
resbalan por el cristal
y distorsionan las dimensiones
de los edificios
cuando nos explican
qué tenemos que hacer.
Memorizar
cómo desde la tierra huérfana
alza sus manos rectas
la cruz.
En una noche de luna
memorizar la estirada sombra
que vierte un árbol o un humano.
En una noche de luna
memorizar las plomizas olas del río,
brillantes, como pliegues
de unos pantalones usados.
Y al amanecer
memorizar la carretera blanca
de la que se desvían los escoltas,
memorizar
cómo sale el sol
tras las nucas de los verdugos.
1959
Joseph Brodsky traducción del ruso: A.K.

Colapsos de andar por casa.

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«Nostalgias» – Estrella Morente



Se conocieron al anochecer. Después Ella le invitó a su casa y aquí estaba Él. Le enseñó su piso y sus manteles, sus sábanas y también sus tenedores y cuchillos, todo lo que tenía. Pero cuando se miraron por primera vez a la luz del día Él se fijó en su nariz.
– “Parece que se la hayan cosido, como si fuese de una cara ajena – pensó – Ni siquiera parece una nariz, mas bien parece una verdura. ¡Dios santo y qué fosas nasales! ¡No son nada simétricas! Y demás, no pegan la una con la otra. Una fina y ovalada y la otra enorme.” Se sacó un pañuelo y se secó la frente.
-¿Hace muchísimo calor verdad? –  la oyó preguntar.
– Oh sí. – contestó mirando de reojo a su nariz – “Está cosida, seguro – pensó de nuevo – Un objeto completamente ajeno en su cara. Hasta el color de la piel es distinto, más oscuro. Y las fosas…¡ nada de armonía! O quizá es un tipo distinto de armonía, a lo mejor como en Picasso.”
– ¿Cree usted que Picasso está en lo cierto? – preguntó
– ¿Cómo dice? Pi..ca…
– No nada, olvídelo – suspiró y cambiando de tercio bruscamente preguntó – ¿Ha tenido algún accidente?
– ¿Perdón?…
– Bueno…– Él suspiró y se quedó en silencio.
– ¿Lo dice por mi nariz?
– Si bueno, por eso.
– No, siempre ha sido así – dijo con rapidez – Siempre ha sido así.
– “¡Maldita sea!” – casi dijo en voz alta, pero sólo preguntó : – ¿De veras?
– Pero soy una persona muy armoniosa, sabe.– susurró Ella – ¡Si sólo supiera cuánto me gusta la simetría! Mire por ejemplo los geranios en mi ventana. Cómo están colocados : uno a la derecha y otro a la izquierda. Simetría total. Créame sólo soy así por fuera. Sólo por fuera.
Entonces Ella dejó su mano sobre su rodilla y El tuvo la sensación de que su mirada penetrante le quemaba el cerebro.
– Y estoy muy a favor del matrimonio y de la vida en común. – continuó susurrando y bajando la vista.
– ¿Por la simetría? – espetó Él.
– Por la armonía. – corrigió Ella suavemente –Por la armonía.
Él se levantó.
– ¿Cómo, ya se marcha?
– Sí, sí…ya me voy.
Le acompañó hasta la puerta.
– Sabe, no tengo nada que ver con lo que parezco desde fuera – dijo de nuevo.
– “Venga va” – se decía Él – “La nariz te delata. Está cosida a tu cara como una revelación.” Pero en voz alta sólo dijo:
– Realmente es usted como estos geranios ¿no es así? ¿La he entendido bien? ¿Todo armonía verdad? – y empezó a bajar las escaleras sin volver la vista atrás.
Ella se quedó inmóvil en la ventana viendo cómo se marchaba.
Y vio como Él se paraba abajo y se secaba la frente con el pañuelo. Una vez, dos…Pero no vio como sonreía al hacerlo, con qué alivio.  No pudo verlo porque las lágrimas le empañaban los ojos. Y los geranios también entristecieron, o al menos era triste su aroma.
«Los geranios tristes» – Wolfgang Borchert 
Traducción del ruso Anastasia K.

Quemarás Cártago, no a ti.

El gran hombre miraba por la ventana
pero para Ella el mundo se acababa
a los bordes de su amplia túnica griega
cuyos pliegues dormidos
recordaban la quietud del mar.
Él sin embargo
miraba a través de la ventana
con la mirada tan lejos de aquél lugar
que los labios parecían una concha
que albergaba el rugido;
y el horizonte en la copa
estaba inmóvil.

Y el amor de Ella
tan sólo era un pez
quizá capaz de surcar el mar
acechando el barco
y alcanzarlo
rompiendo la marea con su cuerpo…
sin embargo Él
ya había pisado tierra firme.
Así el mar se hizo mar de lágrimas.
Pero como bien se sabe
justo en el momento de desasosiego
aparece el viento a favor,
y el gran marido abandonó Cártago.

Ella se quedó de pie
ante la hoguera que sus soldados
encendieron bajo los muros de la ciudad
y vio como la marea de las llamas,
temblando entre el fuego y el humo,
iba consumiendo Cártago
mucho antes de la profecía de Catón.

Dido y Eneas – Joseph Brodsky Traducción A.K.

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Dido y Eneas – Joseph Brodsky

Habíamos quedado en repetirnos.

Gordon Matta Clark

«Ella tenía en las manos un horrible ramo de flores preocupantemente amarillas. No sé cómo demonios se llaman pero por alguna razón son las primeras que aparecen en Moscú. Esas flores se veían muy bien en contraste con su abrigo negro. ¡Llevaba flores amarillas! Un color muy desagradable. Ella giró la esquina de Tverskiy y miró hacia atrás. ¿Conoce Tverskiy? Por allí pasan miles de personas pero le juro que ella sólo me vió a mí y miró ya no con preocupación pero incluso con cierta tristeza. Y me fascinó no tanto su belleza como esa increíble soledad que había en sus ojos.
Sometiéndome a esa señal amarilla también giré la esquina y seguí sus pasos. Caminabamos por la torcida y triste calle sin dirigirnos la palabra pero yo por un lado de la acera y ella por el otro. Imagínese, no había nadie en toda la calle. Yo sufría porque tenía la sensación de que tenía que hablar con ella como fuera y me preocupaba el no ser capaz de pronunciar una palabra y entonces ella se iría y nunca la volvería a ver.
Y, figúrese, de repente habló ella:
-¿Le gustan mis flores?
Me acuerdo perfectamente de cómo sonó su voz: baja y a ratos rota y de cómo, y aunque parezca tonto, me pareció que el eco sonó por la calle golpeando la sucia pared amarilla. Rápidamente me pasé a su lado de la acera y contesté:
-No.
Ella me miró sorprendida y, de repente y de forma completamente repentina, comprendí que ¡toda la vida había amado justo a esa mujer! ¿Parece una broma no? ¿Usted dirá que estoy loco verdad?».

«Maestro y Margarita» – Mijaíl Bulgakov Traducción Anastasia K,

Reóforo

Sonia Squicciarini

                                                                          Para Kees Verheul

Holanda es un país plano
que pasa al fin y al cabo al mar,
ese que después de todo es Holanda.
Los peces no pescados
charlan entre ellos en holandés,
convencidos de que su libertad
es una mezcla entre litografía y encaje.
En Holanda no se puede
subir montañas,morir de sed
aún más difícil dejar huella
yéndote de casa en bicicleta
y a nado más todavía.
Los recuerdos son Holanda.
Y no se pueden retener
con ninguna presa.
En este sentido llevo viviendo
en Holanda mucho más tiempo
que las olas locales
que ruedan al horizonte
sin código postal.
Igual que estas líneas.
Joseph Brodsky de «Carta al oasis» Traducción Anastasia K.

Tal vez el fondo ayude.

Marina Tsvetáeva

Tuvo que exiliarse en Praga (1922) y luego en Francia (1925) después de la revolución rusa con su marido, un oficial en activo.
Vivió 14 años en Francia. Tenía dos hijas, Irina y Ariadna, y un hijo, Gueorgui. Volvió a la Unión Soviética para reunirse con su marido Sergéi Efrón, quien había regresado a Rusia, y con su hija, en 1939. Pero en el mismo año su marido Sergéi Efrón y su hija Ariadna fueron arrestados, y Sergéi Efrón fue fusilado en 1941. Ariadna fue rehabilitada en 1955.
Padeció la desaprobación oficial, no pudo encontrar vivienda ni trabajo. Era tan pobre que su hija Irina tuvo que ir al orfanato, donde dadas las malas condiciones murió de hambre. Cuando comenzó la Gran Guerra Patria, fue evacuada a Yelábuga, Tartaristán, donde se suicidó en 1941 cuando comenzó la invasión nazi a la Unión Soviética.

Con paciencia: como roen la piedra.
Con paciencia : como esperan a la muerte.
Con paciencia : como maduran las noticias.
Con paciencia : como crían la venganza.

Te estaré esperando (con los dedos anudados
como la Soberana espera a su mancebo)
Con paciencia: como las rimas esperan.
Con paciencia : como roen las manos.

Te estaré esperando (la mirada al suelo,
dientes a los labios, pasmo, piedra)
Con paciencia: como prolongan el placer.
Con paciencia : como enhebran las cuentas.

Crujido de trineo, crujido-respuesta
de puertas: fragor de vientos esteparios.
Ha llegado la resolución final:
cambio de reino y abandona la Corte.

Y a casa:
no terrestre
pero mía aún.

27 de Marzo de 1923
«Cables» – Marina Tsvetáeva  Traducción de Anastasia K.

Nieve atrás.

Iósif Stalin

«La memoria, creo yo, es justamente la sustituta de la cola que perdimos durante nuestro feliz proceso de evolución. Dirige todos nuestros movimientos incluida la migración. Aparte de eso, el proceso de recordar nunca es lineal. Además, cuanto más recuerdas, más cerca estás de la muerte.
Si esto es así, siempre está bien que tu memoria tropiece. Más frecuentemente sin embargo se riza y se alisa, serpentea, igual que una cola y así debe ser también ser tu relato, aún a riesgo de parecer incoherente y aburrido. Al fin y al cabo, el aburrimiento es la forma más difundida de la existencia y sólo queda sorprenderse de lo poco que aparece en la literatura del siglo XIX con toda su tendencia al realismo.
Incluso si el escritor, armado con todo su talento, está dispuesto a pasar al papel los matices más insignificantes de su conciencia, sus intentos de reproducir esa cola en todo el esplendor de su espiral están condenados ya que la evolución no ha ocurrido en vano. La perspectiva de los años alisa las cosas hasta el punto de su total desaparición. Nada podrá devolverlas, ni siquiera las palabras manuscritas con sus letras serpenteantes. Y ese intento está aún más condenado al fracaso cuando tu cola termina en algún lugar de Rusia.»
«Menos que uno» – Joseph Brodsky Traducción Anastasia K.

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«Construcción» – Chico Buarque

Retornos varios.

  

Claude Monet

Old men have bad dreams,
So they sleep little.
They walk on bare feet
Without turning on the lights,
Or they stand leaning
On gloomy furniture
Listening to their hearts beat.

The one window across the room
Is black like a blackboard.
Every old man is alone
In this classroom, squinting
At that fine chalk line
That divides being-here
From being-here-no-more.

No matter. It was a glass of water
They were going to get,
But not just yet.
They listen for mice in the walls,
A car passing on the street,
Their dead fathers shuffling past them
On their way to the kitchen.
«Grayheaded Schoolchildren» – Charles Simic (The Voice at 3:00 A.M.:Selected Late and New Poems, 2003)

Los que son ancianos tienen malos sueños,
por eso duermen tan poco.
Caminan con los pies descalzos
sin encender las luces
o se quedan en silencio, apoyados
en cualquiér mueble oscuro,
escuchando el latido de su corazón.

La ventana al otro lado del cuarto
es negra como una pizarra.
Todo hombre anciano está solo
en este aula, mirando de reojo
la fina linea de tiza
que divide el estar-aquí
y el ya-no-estar-aquí.

No importa. Era un vaso de agua
lo que han salido a buscar,
pero todavía no.
Escuchan al ratón en su carrera
dentro de las paredes,
al coche que pasa por la calle,
a sus padres muertos
arrastrando los pies tras ellos
de camino a la cocina.
«Escolares de pelo gris» – Charles Simic Traducción Anastasia K.

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«Who by fire» – Leonard Cohen

Madrugada. Ejercicio de humildad (doble).

Tarde otoñal de una ciudad humilde,
orgullosa de su presencia en el mapa
(el topógrafo a lo mejor, estaba inspirado
o le era cercano a la hija del juez).
Cansado de sus propias rarezas,
el Espacio se libera de la carga
de la grandeza, limitándose aquí
a los trazados de la calle principal
y el Tiempo, observa con cierto frío
en los huesos,la esfera del kiosko colonial,
y dentro de él,todo lo que ha podido parir
nuestro mundo, del telescopio al alfiler.
Aquí hay cine, salones, detrás de la esquina
un café tapado por la cortina,
un banco de ladrillo con el águila achatada
y la iglesia de cuya existencia,
y de sus redes expandidas
si no fuera por la cercanía del correo,
se olvidaría.
Y si aquí no concebieran niños
el cura bautizaría automóviles.
Aquí se alborotan saltamontes en silencio.
Y a las seis de la tarde,no hay ni un alma
como después de un ataque nuclear.
La luna sale a flote, encajada en el oscuro
cuadro de la ventana,igual que tu eclesiástico.
Sólo a veces, un ostentado Buick,
regará con sus faros el monumento
al Soldado Desconocido, volando hacia la nada.
Aquí no sueña con una mujer
sino con su propia dirección en el sobre.
Aquí por la mañana, al ver la leche agria
el lechero se dará cuenta de su muerte.
Aquí puede vivir, olvidarse del calendario,
tragar su bromo, no asomarse afuera.
Y reflejarse en el espejo como la farola
se refleja en el charco casi evaporado.
Joseph Brodsky. Traducción Anastasia K.

 
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«El hombre que casi conoció a Michi Panero» – Nacho Vegas (Canciones inexplicables,2001)

Detrás de las cortinas, después de las doce.

«Me acuerdo de cómo el viejo dejaba las flores sobre su ataúd y miraba con desesperación su delgado rostro sin vida, su sonrisa muerta, sus manos, en cruz sobre el pecho. Lloraba sobre su cadáver como si fuera el de su propia hija. Natalia, yo, todos intentabamos consolarlo pero él no tenía consuelo y enfermó gravemente después del entierro de Nelly.
Anna Andréievna me entregó el escapulario que tenía colgado del cuello. Dentro estaba la carta que la madre de Nelly le escribió al duque. La leí el día que murió Nelly. Se dirigía al duque maldiciéndolo, le decía que no puede perdonarlo, hablaba de su vida, los horrores con los que dejaba a Nelly y le suplicaba hacer algo por la niña. «Es suya – decía – es hija suya, y usted sabe de sobra que es su hija de verdad. Le he dicho que vaya a verlo cuando yo muera y le enseñe la carta. Si no rechaza a Nelly, puede que allá le perdone y el día del juicio final yo misma me arrodille delante del señor para rogarle el perdón por todos sus pecados. Nelly sabe el contenido de la carta; se la leí yo misma, se lo he explicado todo, lo sabe todo, todo…»
Pero Nelly no cumplió su promesa: lo sabía todo pero nunca fue a ver al duque y murió lejos de la paz.
Cuando regresamos del entierro de Nelly, Natalia y yo salimos al jardin. Era un día caluroso, lleno de luz. Dentro de una semana se irían. Natalia me dirigió una larga y extraña mirada.
Vania, -dijo- Vania, todo esto ha sido un sueño!
¿Qué ha sido un sueño? – pregunté.
Todo, todo -dijo ella- todo este año. Vania, ¿para qué he destrozado tu felicidad?
Y en su mirada pude leer: 
«Podríamos haber sido felices eternamente!» 

«Humillados y ofendidos [Униженные и оскорбленные]» – Fiódor Dostoievski, 1861 Traducción Anastasia K.

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«Let Down» – Radiohead (OK Computer, 1997)