Habíamos quedado en repetirnos.

Gordon Matta Clark

«Ella tenía en las manos un horrible ramo de flores preocupantemente amarillas. No sé cómo demonios se llaman pero por alguna razón son las primeras que aparecen en Moscú. Esas flores se veían muy bien en contraste con su abrigo negro. ¡Llevaba flores amarillas! Un color muy desagradable. Ella giró la esquina de Tverskiy y miró hacia atrás. ¿Conoce Tverskiy? Por allí pasan miles de personas pero le juro que ella sólo me vió a mí y miró ya no con preocupación pero incluso con cierta tristeza. Y me fascinó no tanto su belleza como esa increíble soledad que había en sus ojos.
Sometiéndome a esa señal amarilla también giré la esquina y seguí sus pasos. Caminabamos por la torcida y triste calle sin dirigirnos la palabra pero yo por un lado de la acera y ella por el otro. Imagínese, no había nadie en toda la calle. Yo sufría porque tenía la sensación de que tenía que hablar con ella como fuera y me preocupaba el no ser capaz de pronunciar una palabra y entonces ella se iría y nunca la volvería a ver.
Y, figúrese, de repente habló ella:
-¿Le gustan mis flores?
Me acuerdo perfectamente de cómo sonó su voz: baja y a ratos rota y de cómo, y aunque parezca tonto, me pareció que el eco sonó por la calle golpeando la sucia pared amarilla. Rápidamente me pasé a su lado de la acera y contesté:
-No.
Ella me miró sorprendida y, de repente y de forma completamente repentina, comprendí que ¡toda la vida había amado justo a esa mujer! ¿Parece una broma no? ¿Usted dirá que estoy loco verdad?».

«Maestro y Margarita» – Mijaíl Bulgakov Traducción Anastasia K,

Nieve atrás.

Iósif Stalin

«La memoria, creo yo, es justamente la sustituta de la cola que perdimos durante nuestro feliz proceso de evolución. Dirige todos nuestros movimientos incluida la migración. Aparte de eso, el proceso de recordar nunca es lineal. Además, cuanto más recuerdas, más cerca estás de la muerte.
Si esto es así, siempre está bien que tu memoria tropiece. Más frecuentemente sin embargo se riza y se alisa, serpentea, igual que una cola y así debe ser también ser tu relato, aún a riesgo de parecer incoherente y aburrido. Al fin y al cabo, el aburrimiento es la forma más difundida de la existencia y sólo queda sorprenderse de lo poco que aparece en la literatura del siglo XIX con toda su tendencia al realismo.
Incluso si el escritor, armado con todo su talento, está dispuesto a pasar al papel los matices más insignificantes de su conciencia, sus intentos de reproducir esa cola en todo el esplendor de su espiral están condenados ya que la evolución no ha ocurrido en vano. La perspectiva de los años alisa las cosas hasta el punto de su total desaparición. Nada podrá devolverlas, ni siquiera las palabras manuscritas con sus letras serpenteantes. Y ese intento está aún más condenado al fracaso cuando tu cola termina en algún lugar de Rusia.»
«Menos que uno» – Joseph Brodsky Traducción Anastasia K.

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«Construcción» – Chico Buarque

La mentira es fiel. Por alguna parte anda Milton.

«El paraíso recobrado (Paradise Regained)» – Duane Michals, 1968

E.B. N.º36, V-1997
ANEXO PARA LA VIOLENCIA DOMÉSTICA DEL CENTRO DE SERVICIOS, ORIENTACIÓN PSICOLÓGICA Y AYUDA A LA COMUNIDAD
AURORA, ILLINOIS

-De manera que decidí buscar ayuda. Asumí el hecho de que el problema real no tenía nada que ver con ella. Comprendí que ella siempre jugaría a ser la víctima y yo el villano. No tenía poder para cambiarla. Ella no era la parte del problema en la que yo podía aplicarme, ya sabes. De manera que tomé una decisión. Buscar ayuda para mí. Ahora sé que es lo mejor que he hecho nunca y la decisión más difícil. No ha sido fácil, pero mi autoestima es mucho más alta ahora. He aprendido a perdonar. Me caigo bien a mí mismo.
P.
-¿Quién?

«Entrevistas breves con hombres repulsivos» – David Foster Wallace,1999

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«Through your eyes» – Nina Kinert (Let there be love,2005)

Bipolaridad y (en) sueños.

Leonard Cohen

«Mientras me visto, en la televisión aparece el programa de Patty Winters. Hoy los invitados son mujeres con múltiples personalidades. Una mujer mayor muy gorda e indescriptible aparece en la pantalla y se oye la voz de Patty que le pregunta:
-Bueno, ¿se trata de esquizofrenia, o de qué? Explíquenoslo.
-No,no. Los que tienen personalidades múltiples no son esquizofrénicos -dice la mujer, negando con la cabeza-. No somos peligrosos.
-Bien -empieza Patty, manteniéndose de pie entre el público, con el micrófono en la mano-. ¿Quién era usted el mes pasado?
-El mes pasado parecía que por lo general era Polly -dice la mujer.
Corte al público, la cara preocupada de una ama de casa; antes de que se vea el monitor, nuevo corte a la mujer múltiple personalidad.
-Bien -continúa Patty-, ¿y ahora quién es?
-Bueno… -La mujer empieza cansinamente, como si estuviera aburrida de que le hagan esa pregunta, como si ya la hubiera contestado una y otra vez y siguieran sin creerla-. Bueno, este mes soy… Lambchop. Casi siempre…Lambchop.
Una larga pausa. La cámara corta a un primer plano de una asombrada ama de casa que mueve la cabeza, mientras otra ama de casa le susurra algo.
Los zapatos que llevo son mocasines de cocodrilo de A. Testoni.»
«American Psycho» – Bret Easton Ellis (1991)

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«Fare thee well, miss carousel» – Townes Van Zandt (Townes Van Zandt,1969)

A veces sé que existen.

Casa/museo de Kontstantín Tsiolkovski, Kaluga

Regresas a tus viejos lugares preferidos de los barrios anteriores y qué te encuentras: que permanecen y han desaparecido. El restaurante barato, el colmado, la tintorería frente a los que pasabas la primera vez que llegaste mientras tratabas de hacer tuyas esas calles nuevas, ya no están. Pero mira por las ventanas de la agencia de viajes que ha reemplazado tu pizzería. Detrás de las mesas, los ordenadores y los carteles que promocionan aventuras tropicales, todavía ves las porciones de napolitana enfriándose, el cortador de pizzas junto a medio pastel, el mapa de Sicilia en la pared. Todo sigue allí, te lo aseguro.
(…)
Tragas con fuerza al descubrir que la vieja cafetería ahora es una franquicia farmacéutica, que en el lugar donde besaste por primera vez a Fulanita de Tal ahora venden electrodomésticos de saldo, que donde compraste la chaqueta que llevas puesta ahora hay un montón de escombros tras una verja de contrachapado azul y un futuro edificio de oficinas.
(…)
Nunca podemos despedirnos como es debido. Era tu último viaje en un taxi a cuadros y no lo sabías. Era la última vez que ibas a comer gambas Lago Tung Ting en aquel restaurante chino de aspecto sospechoso y no tenías ni idea. De haberlo sabido, quizá habrías pasado tras el mostrador a estrecharle la mano a todo el mundo, habrías sacado la cámara y les habrías indicado cómo posar. Pero no tenías ni idea. Hay momentos decisivos que no se nos anuncian, un número concreto de ocasiones en las que abriremos la puerta principal de un piso. Llegado cierto punto estabas más cerca de la última que de la primera vez, y ni siquiera lo sabías. No sabías que cada vez que cruzabas el umbral te estabas despidiendo.
«El coloso de Nueva York» – Colson Whitehead (2005)

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«Have You Ever Seen The Rain» – Creedence Clearwater Revival, 1971

Colección de hilos perdidos.

Serguéi Esenin y Galina Benislavskaia

Gatsby believed in the green light, the orgastic future that year by year recedes before us. It eluded us then, but that’s no matter—tomorrow we will run faster, stretch out our arms farther…. And one fine morning—— So we beat on, boats against the current, borne back ceaselessly into the past.
«The Great Gatsby» – F. Scott Fitzgerald,1925

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«High&Dry» – Radiohead (The Bends, 1995)

Máscaras en orden alfabético.

Constance Dowling
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«Home» – David Byrne & Brian Eno(Everything That Happens Will Happen Today,2008)

3 de agosto
Una mujer que no sea una estúpida, antes o después, encuentra una ruina humana y trata de salvarla. Alguna vez lo consigue. Pero una mujer que no sea estúpida, antes o después encuentra un hombre sano y lo reduce a escombros. Lo consigue siempre.
«El oficio de vivir[Il mestiere di vivere]» – Cesare Pavese,1952

Era un sólo galanteo,
seguramente lo sabías-
alguien fue herido
hace mucho tiempo.

Todo está igual,
el tiempo ha pasado-
un día llegaste,
un día morirás.

Alguien murió
hace mucho tiempo-
alguien que intentó,
pero no supo.
«Last blues, to be read some day» – Cesare Pavese(Versión de Carles José i Solsora)

Pequeñas catástrofes y retratos en collage.

David Foster Wallace

«Para mi inconformista, fabricar alegremente un barrilete y remontarlo para alegría de los chicos presentes no representa una ocupación menor (bajo con respecto a alto, poco con respecto a mucho etc.), sino una coincidencia con elementos puros, y de ahí una momentánea armonía, una satisfacción que lo ayuda a sobrellevar el resto. De la misma manera los momentos de extrañamiento, de enajenación dichosa que lo precipitan a brevísimos tactos de algo que podría ser un paraíso, no representan para él una experiencia más alta que el hecho de fabricar un barrilete; es como un fin pero no por encima o más allá. Y tampoco es un fin entendido temporalmente, una accesión en la que culmina un proceso de despojamiento enriquecedor; le puede ocurrir sentado en el WC, y sobre todo le ocurre entre muslos de mujeres, entre nubes de humo y a la mitad de lecturas habitualmente poco cotizadas por los cultos rotograbados del domingo.
En un plano de hechos cotidianos, la actitud de mi inconformista se traduce por su rechazo de todo lo que huele a idea recibida, a tradición, a estructura gregaria basada en el miedo  y en las ventajas falsamente recíprocas. Podría ser Robinson sin mayor esfuerzo. No es misántropo, pero sólo acepta de hombres y mujeres la parte que no ha sido plastificada por la superestructura social; él mismo tiene medio cuerpo metido en el molde y lo sabe, pero ese saber es activo y no la resignación del que marca el paso. Con su mano libre se abofetea la cara la mayor parte del día, y en los momentos libres la de los demás, que se lo retribuyen por triplicado. Ocupa así su tiempo con líos monstruosos que abarcan amantes, amigos, acreedores y funcionarios, y en los pocos ratos que le quedan libres hace de su libertad un uso que asombra a los demás y que acaba siempre en pequeñas catástrofes irrisorias, a la medida de él y de sus ambiciones realizables; otra libertad más secreta y evasiva lo trabaja, pero solamente él (y eso apenas) podría dar cuenta de sus juegos.»
«Rayuela» – Julio Cortázar,1963.
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«Les fugitifs» – Vladimir Cosma (BSO de la película «Les fugitifs»,1986)

Ni tango ni París.

«El último tango en París» – Bernardo Bertolucci, 1972

Ayer, después de casi once horas en la facultad y ante la inminente hora en autobús, decidí ir a la biblioteca y sacarme un libro para el viaje. Me acordé de las veces que salió el nombre de Rayuela en las conversaciones del taller. Ya en la biblioteca, escogí la edición que más me gustó (o lo que es lo mismo, la más antigua de las disponibles). Cual fue mi sorpresa cuando al abrir el libro en casa descubrí una carta de amor.
Parece ser que me he metido en medio de una correspondencia amorosa entre dos jóvenes y entre recogida y recogida la casualidad ha querido que sacara justamente el libro que la chica eligió para dejar su carta.
Una de esas situaciones en las que no sabes muy bien qué hacer con el descubrimiento y que además, por una razón muy extraña, te hace pensar en cosas de las que ya te habías olvidado.
La semana sigue, pero es una lástima que el chico nunca reciba la carta. Aunque lo más sorprendente de la historia es que quizá haya provocado más revuelo en mí del que hubiera podido provocar en él; aunque todavía me queda por saber en qué terminará mi paralelismo particular (de esos que no tienen nada que ver con lo dicho).
Para que luego digan que las bibliotecas son aburridas y el romanticismo ha muerto.