Colapsos de andar por casa.

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«Nostalgias» – Estrella Morente



Se conocieron al anochecer. Después Ella le invitó a su casa y aquí estaba Él. Le enseñó su piso y sus manteles, sus sábanas y también sus tenedores y cuchillos, todo lo que tenía. Pero cuando se miraron por primera vez a la luz del día Él se fijó en su nariz.
– “Parece que se la hayan cosido, como si fuese de una cara ajena – pensó – Ni siquiera parece una nariz, mas bien parece una verdura. ¡Dios santo y qué fosas nasales! ¡No son nada simétricas! Y demás, no pegan la una con la otra. Una fina y ovalada y la otra enorme.” Se sacó un pañuelo y se secó la frente.
-¿Hace muchísimo calor verdad? –  la oyó preguntar.
– Oh sí. – contestó mirando de reojo a su nariz – “Está cosida, seguro – pensó de nuevo – Un objeto completamente ajeno en su cara. Hasta el color de la piel es distinto, más oscuro. Y las fosas…¡ nada de armonía! O quizá es un tipo distinto de armonía, a lo mejor como en Picasso.”
– ¿Cree usted que Picasso está en lo cierto? – preguntó
– ¿Cómo dice? Pi..ca…
– No nada, olvídelo – suspiró y cambiando de tercio bruscamente preguntó – ¿Ha tenido algún accidente?
– ¿Perdón?…
– Bueno…– Él suspiró y se quedó en silencio.
– ¿Lo dice por mi nariz?
– Si bueno, por eso.
– No, siempre ha sido así – dijo con rapidez – Siempre ha sido así.
– “¡Maldita sea!” – casi dijo en voz alta, pero sólo preguntó : – ¿De veras?
– Pero soy una persona muy armoniosa, sabe.– susurró Ella – ¡Si sólo supiera cuánto me gusta la simetría! Mire por ejemplo los geranios en mi ventana. Cómo están colocados : uno a la derecha y otro a la izquierda. Simetría total. Créame sólo soy así por fuera. Sólo por fuera.
Entonces Ella dejó su mano sobre su rodilla y El tuvo la sensación de que su mirada penetrante le quemaba el cerebro.
– Y estoy muy a favor del matrimonio y de la vida en común. – continuó susurrando y bajando la vista.
– ¿Por la simetría? – espetó Él.
– Por la armonía. – corrigió Ella suavemente –Por la armonía.
Él se levantó.
– ¿Cómo, ya se marcha?
– Sí, sí…ya me voy.
Le acompañó hasta la puerta.
– Sabe, no tengo nada que ver con lo que parezco desde fuera – dijo de nuevo.
– “Venga va” – se decía Él – “La nariz te delata. Está cosida a tu cara como una revelación.” Pero en voz alta sólo dijo:
– Realmente es usted como estos geranios ¿no es así? ¿La he entendido bien? ¿Todo armonía verdad? – y empezó a bajar las escaleras sin volver la vista atrás.
Ella se quedó inmóvil en la ventana viendo cómo se marchaba.
Y vio como Él se paraba abajo y se secaba la frente con el pañuelo. Una vez, dos…Pero no vio como sonreía al hacerlo, con qué alivio.  No pudo verlo porque las lágrimas le empañaban los ojos. Y los geranios también entristecieron, o al menos era triste su aroma.
«Los geranios tristes» – Wolfgang Borchert 
Traducción del ruso Anastasia K.

Inedia

Joseph Brodsky


El mundo, a pesar de cualquier cosa que podamos pensar sobre él, espantados por su inmensidad y nuestra impotencia ante él, amargados por su indiferencia frente a los sufrimientos particulares de la gente, de los animales y tal vez de las plantas -ya que ¿de dónde proviene la certeza de que las plantas están libres de sufrimientos?-; a pesar de cualquier cosa que pensemos sobre sus espacios atravesados por la radiación de las estrellas, alrededor de las cuales se empieza a descubrir algunos planetas -¿ya muertos?, ¿todavía muertos?, no se sabe-; a pesar de cualquier cosa que pensáramos sobre este teatro inmenso, para el cual tenemos un billete de entrada pero su vigencia es ridículamente corta, limitada por dos fechas decisivas; a pesar de no sé qué cosa más que pudiéramos pensar sobre este mundo: es asombroso.

Pero en la expresión «asombroso» se esconde una trampa lógica. Nos causa asombro lo que sobresale de la norma conocida y comúnmente aceptada, de una obviedad a la cual estamos acostumbrados. Pues bien, un mundo así, obvio, no existe. Nuestro asombro es autónomo y no procede de ninguna comparación de ningún tipo.

De acuerdo, en el habla cotidiana, la cual no recapacita sobre cada palabra, usamos expresiones como «la vida común», «los acontecimientos comunes»… Sin embargo, en la lengua de la poesía, donde se pesa cada palabra, ya nada es común. Ninguna piedra y ninguna nube sobre esa piedra. Ningún día y ninguna noche que le suceda. Y sobre todo, ninguna existencia particular en este mundo.


Todo indica que los poetas tendrán siempre mucho trabajo.

Discurso de aceptación del Premio Nobel –  Wislawa Szymborska, 1996

Posibles esquinas.

Glenn Gould

Västeras, 21-12-1987
Querido Robert,
ahora tengo dolor de cabeza, una pierna amoratada y cojeo ligeramente a consecuencia de un partido de bádminton. A Monica no le gusta que juegue al bádminton, cree que debería elegir un deporte más adecuado para mi edad-como el golf. Pero el golf es para las clases dominantes, eso es algo que sabemos todos… Sí, hace un par de semanas fui elevado a un nivel más digno a los ojos del pueblo sueco cuando el premio Nobel Brodsky mencionó mi nombre en una entrevista de televisión. La gente se me acerca por la calle «Viste la entrevista con hrm…cómo se llama…EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA-¡¡¡MENCIONÓ TU NOMBRE!!!

«Tomas Tranströmer, Robert Bly (Air mail: brev 1964-1990) , 2001. Traducción J.P. Uriz


«Variaciones Goldberg. Aria.» – Johann Sebastian Bach, 1741 (Glenn Gloud, 1981)

Medio millón.

«Hace muy poco tiempo se había fijado mi atención en una joven; pero ella no se avenía con mi carácter. Como el enfermo Podalirio me curaba yo con mis propias hierbas; sí, lo confieso, era yo un médico enfermo para mi propia vergüenza. Entonces me fue de provecho insistir una y otra vez en los defectos de mi amiga, y haciendo eso mismo repetidas veces me ha servido de curación. «¡Qué feas!» – decía yo – «son las piernas de mi moza!» (y si he de decir la verdad, no lo eran); «¡qué poco hermosos son sus brazos!» (y si he de decir la verdad, sí que lo eran); «¡qué bajita es!» (y no lo era); «¡cuánto me pide por ser su amante!» : este fue el motivo mayor para que la odiara.

«Remedia amoris» – P.Ovidio Nasón

Síntomas.

«Беловы» – Виктор Косаковский,1993
«Belovy» – Victor Kossakovsky,1993

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«Hurt» – Johnny Cash

…» Es verdad que con los ojos cerrados todo tomaba un aspecto más aterrador, pero con el tiempo también aprendió a guiarse por su olfato y por el oído. Podía incluso calcular la distancia que la separaba de la figura y la velocidad a la que ésta se acercaba a su cama. Algunas veces procuraba concentrarse en el olor, intentar diseccionar su peste y distiguir lo que se escondía detrás de ésta pesada película que en el primer momento parecía invadir incluso sus pupilas encogidas. Más adelante se sentía orgullosa de poder captar el olor del verano (normalmente hierba seca y polvo) o el del invierno (nieve derretida y sal) y casi siempre conseguía distraerse persiguiendo otros matices el tiempo suficiente para que la figura se desdoblara para seguir su recorrido.»…
«Juego – Anastasia K.

Pensamientos impares.

Frank Sinatra y Mia Farrow

«Diálogo de Adan y Eva»

ÉL
¿………………….?

ELLA
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ÉL
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ELLA
¡……………..!

ÉL
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ELLA
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ÉL
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ELLA
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ELLA
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ÉL
¡…………………………………………………….!

ELLA
¡…………………………………………………….!

«Memorias póstumas de Blas Cubas» – Joaquim Machado de Assis, 1880

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«Romeo and Juliet» – Dire Straits (Making Movies,1980)

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«Romeo and Juliet» – The Killers (Sawdust, 2007)

Historia y síndrome de Estocolmo.

Sitio de Leningrado (8 de septiembre,1941-18 de enero,1944)

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«The Piano» – Michael Nyman

«…En verdad, no era necesario destruir la vida pasada; ella misma se caía a pedazos; se convertía en polvo. Por eso, cuando pensaba en aquellos años, Piotr se encogía de hombros. Consideraba lo que le había ocurrido como un castigo del destino. Un castigo por haber sido ciudadano de Herculano y Pompeya. En torno suyo se moría la gente de hambre, y por el escrobuto,  mientras hablaban del pasado, rezaban o maldecían. Por eso él  apretaba los labios y aprendía a callarse. Además, no había nada que decir. Las cosas eran como eran. Se trataba de una justicia vengativa.

Y ahora, la marcha del Ejército Rojo, que avanzaba como un río de lava, como  una arrolladora potencia de la Naturaleza. Y él, metido en esa marcha, formando parte de la masa que avanzaba. Quizá comprendiera Piotr esa fuerza terrible, de la cual no eran sino la espuma o quizás una manifestación necesaria la inquietud y el terror de las hormigas. Pero, ¿basta comprender las cosas? ¿Y la mujer que le había dejado el libro? ¿Y todos esos millones de personas que se agitan absurdamente, espantadas, con la esperanza de que los ingleses… que los norteamericanos…poder huir…enterrar el oro o esconder dólares detrás de los tapices…procurando sonreír y disimular el odio? Y mientras, la tierra insultada, despedazada por doquier con las alambradas de los campos de concentración, absorbe sin cesar la sangre, los últimos gritos de unos seres humanos y las cenizas. La Europa de las modistillas y de los tenderos gordos con gorros de noche había preparado lentamente, ella misma, el veneno que habría de matarla.

Después de todo, era una dicha estar entre los vivos con el sol dándole a uno en la cara. Las rachas de disparos de las ametralladoras crepitaban en las cercanías del pueblo. Más allá, detrás de la línea del horizonte contestaba la artillería; Piotr levantó la mano y movió los dedos, asombrado de estar allí y hasta de la hora, el día, el mes, y el año en que se hallaba.

«El poder cambia de manos» – Czeslaw Milosz (1980)

Crueldad léxica.

Julie Manet

«Julie Manet» – Berthe Morisot, 1893

«Todos los idiomas derivados del latín forman la palabra «compasión» con el prefijo «com-» y la palabra pasio que significaba originalmente «padecimiento». Esta palabra se traduce a otros idiomas, por ejemplo al checo, al polaco, al alemán, al sueco, mediante un sustantivo compuesto de un prefijo del mismo significado, seguido de la palabra «sentimiento»; en checo: sou-cit; en polaco: wspól-czucie; en alemán: Mit-gefühl; en sueco:  med-känsla.
En los idiomas derivados del latín, la palabra «compasión» significa: no podemos mirar impertérritos el sufrimiento del otro; o: participamos de los sentimientos de aquel que sufre. En otra palabra, en la francesa pitié (en la inglesa pity, en la italiana pietà, etc.), que tiene aproximadamente el mismo significado, se nota incluso cierta indulgencia hacia aquel que sufre. Avoir de la pitié pour une femme  significa que nuestra situación es mejor que la de la mujer, que nos inclinamos hacia ella, que nos rebajamos.
Este es el motivo por el cual la palabra «compasión» o «piedad» produce desconfianza; parece que se refiere a un sentimiento malo, secundario, que no tiene mucho en común con el amor. Querer a alguien por compasión significa no quererlo de verdad.
En los idiomas que no forman la palabra «compasión» a partir de la raíz del «padecimiento» (passio), sino del sustantivo «sentimiento», estas palabras se utilizan aproximadamente en el mismo sentido, sin embargo es imposible afirmar que se refieran a un sentimiento secundario, malo. El secreto poder de su etimología ilumina la palabra con otra luz y le da un significado más amplio: tener compasión significa saber vivir con otro su desgracia, pero también sentir con él cualquier otro sentimiento: alegría, angustia, felicidad, dolor. Esta compasión ( en el sentido de  wspólczucie, Mitgefühl, madkänsla) significa también la máxima capacidad de imaginación sensible, el arte de la telepatía sensible; es la jerarquía de los sentimientos, el sentimiento más elevado.
«La insoportable levedad del ser» – Milan Kundera, 1984

Humor polimatérico

«States of Mind: Those Who Leave» – Umberto Boccioni, 1911

«El arte es el primero que se ha levantado contra la realidad ficticia, ilusoria de antemano, y ha demostrado con sus obras lo falaz de todas las representaciones: en la superficie pictórica no se podrá fijar corporalmente ningún objeto.
En la pintura veo hasta ahora el único intento, el único experimento verdadero que demuestra la ficticidad de todas las representaciones de la verdad oculta, es decir, de la verdad de que no existe el objeto como realidad.»

«Suprematismo» – K. Malievich (1915)

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«Lotus Flower» – Radiohead (The King Of Limbs, 2011)

Desliz básico.

Vladimir Nabokov (1907)

«No se encuentran nunca propiedades gloriosas en la naturaleza humana, sin que inmediatamente ciertas variedades extrañas de las mismas debieran degenerar, por infinitas matizaciones, en la imperfección más extrema. La propiedad de lo terriblemente sublime cuando llega a ser por completo antinatural se hace extravagante. En cuanto se consideran sublimes las cosas antinaturales, tanto si se les conceda poco como mucho, no son más que esperpentos. A quien le gusta lo extravagante y cree en ello, es un visionario y la afición a los esperpentos hace a uno un chiflado. Por otra parte, el sentimiento de lo bello degenera, cuando le falta completamente lo noble, y se dice que es ridículo. Si un varón tiene esa cualidad y es joven, se dice un fauto. Si es de mediana edad, entonces un fanfarrón. Puesto que lo sublime es lo más necesario para la edad mayor, un viejo fanfarrón es la criatura más despreciable de la naturaleza, lo mismo que un joven chiflado es lo más chocante y lo más insoportable. Las bromas y el buen humor van bien con el sentimiento de lo bello. Puede asimismo darse en ello bastante inteligencia y, según esto, poder estar más o menos próximo a lo sublime. Aquel en quien no se deja ver esa interrelación en su buen humor, desvaría. El que desvaría continuamente es necio. Se advierte con facilidad que hasta los cuerdos desvarian a veces, y que no se necesita poco ingenio para apartar algún tiempo el entendimiento de su sitio, sin que al hacerlo no se descuide nada. Aquel que no divierte ni conmueve con sus palabras o sus acciones es aburrido , el aburrido asimismo, en tanto se ocupa de hacer lo uno y lo otro, es insulso. El insulso, si es engreído, es un loco.«
Observaciones de lo bello y de lo sublime – Immanuel Kant (1790 -1793)