Má[a]s.

 William Stanley Merwin

Luis Antonio de Villena hizo magia,
aquí, en San Sebastian,
una tarde
del invierno pasado.
Vino, leyó unos cuantos poemas,
habló un poco de su gato,
y las mujeres fueron cayendo rendidas,
como hojas de otoño a sus pies.
Yo fui testigo del acto.
Me lanzó un guiño travieso al acabar.
No tienen secretos para mí
-me dijo-, todas
se parecen a mi madre,
todas me quieren salvar.
«Luis Antonio de Villena» – Karmelo C. Iribarren (Ola de frío, 2007)

Ya lo sabes, pautas.

«Good morning» – Fxcreatography

Morir -eso, aun gato, no se le hace.
Porque, ¿qué puede hacer un gato
en un piso vacío?
Subrise por las paredes.
Restregarse contra los muebles.
Nada aquí ha cambiado,
pero nada es como antes.
Nada ha cambiado de sitio,
pero nada está en su sitio.
Y la luz sigue apagada al anochecer.

Se oyen pasos en la escalera,
pero no los esperados.
Una mano deja pescado en el plato
y no es, tampoco, la de antes.

Algo no empieza
a la hora de siempre.
Algo no sucede
según lo establecido.
Alguien estaba aquí, estaba siempre,
y derepente desapareció
y se empeña en no estar.

Se ha buscado ya en los armarios,
se han recorrido los estantes.
Se ha comprobado bajo la alfombra.
Incluso se ha roto la veda
de esparcir papeles.
¿Qué más se puede hacer?
Dormir y esperar.

¡Ay, cuando él regrese,
ay, cuando aparezca!
Se enterará de que ésas no son maneras
de tratar a un gato.
Como quien no quiere otra cosa,
habrá que acercársele,
despacito,
sobre unas patitas muy muy ofendidas.
Y, de entrada, nada de brincos ni maullidos.
«Un gato en un piso vacío» –  Wyslawa Szymborska (Fin y principio, 1993)
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Nº12 para piano en F minor (Venetianisches Gondolliet) – Félix Mendelssohn

Aproximación al deshielo.

Pigeon, man, brick and tree – André Kertész, 1977

¿Cómo?
Fijamos la coma en el mismo bolsillo
en el que guardo el olfato, la memoria
y los ojos que echo de menos
cuando el espejo no responde.
También debo recuperar su espalda,
el perro a los pies, casi triste
y la sensación de que me falta algo
para completar la imagen.
Es un acertijo hecho de mis
barbas y talones pasados,
un toque repetido en el estómago,
line descontinua que cruza mi frente.
Las fobias todavía están por definir,
aunque ya sé que como los pulpos
tienen tres corazones intercambiables
dependiendo de si cae viernes o trece.

¿Dónde?
Eso puede que te lo deje a ti,
al fin y al cabo siempre nos llaman
las plazas de los bosques y las orillas
de las ciudades sin oxigeno libre
que por la noche me invento en el mapa
desplegado en el borde de mi colchón.

(Antes de parpadear ten en cuenta
que desde ayer funciono con lo que olvido
y procuro cabmbiar de género por costumbre
como simple cuestión de perspectiva.)

¿Cuándo?
Podemos darle la vuelta al reloj
y marcar treinta vueltas desde ahora,
restar seis semanas de los principios
por sequedad ignorante de la pupila
y dar el color de la sangre por relativo
mezclando H, N y O sin medida.

Hecho el esquema, absorbo
al hombre-ancla de la mesa de al lado.
¿Sabes? Aún queda tiempo,
varios días hasta el deshielo
no abandones,
                     formula mejor la pregunta.

«Aproximación al deshielo» – Anastasia K.

No te gires, absorbe.

 «Untitled» – Estate of André Kertész (Stephen Bulger Gallery)

There were never strawberries
like the ones we had
that sultry afternoon
sitting on the step
of the open french window
facing each other
your knees held in mine
the blue plates in our laps
the strawberries glistening
in the hot sunlight
we dipped them in sugar
looking at each other
not hurrying the feast
for one to come
the empty plates
laid on the stone together
with the two forks crossed
and I bent towards you
sweet in that air
in my arms
abandoned like a child
from your eager mouth
the taste of strawberries
in my memory
lean back again
let me love you
let the sun beat
on our forgetfulness
one hour of all
the heat intense
and summer lightning
on the Kilpatrick hills
let the storm wash the plates.
 «Strawberries» – Edwin Morgan

La comodidad de convenir.

W.H. Auden – Richard Avedon. St. Mark’s Place, New York, 3 de Marzo, 1960

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«Expectations» – Belle&Sebastian (Tigermilk,1996)

En la naturaleza
todo está de pie:
los árboles,
los pájaros que están
sobre los árboles,
las hojas que se estiran
para limpiarse de las ramas.
Y cada uno piensa que los otros
son el suelo.
Las hojas creen
que toda rama está acostada
y ciega,
los pájaros
que el árbol ya no crece,
que es una especie de ruina,
y el árbol cree
que no hay más árboles,
no cree más que en sí mismo.
Nadie soporta que el sustrato
en que se apoya
tenga una vida propia,
que no esté muerto,
extinto,
que sea ligero.
Para sentirse vivo
hay que pisar una desolación,
algo que ya no tiene nada
que decir.
«Para sentirse vivo» – Fabio Morábito (De lunes todo el año,1992)

Te conozco al revés.

Virginia Kent y Peggy Leaf, Lelong, 1934 – George Hoyingen-Huene

es el hombre que tú nunca has visto quien
te mantiene alerta,
el que ha de venir
algún día.

él no se encuentra en las calles o
en los edificios o en los
estadios,
o si está allá
lo he pasado por alto de algún modo.

él no es uno de nuestros presidentes
u hombres de estado o actores.

me pregunto si se encuentra allí.

bajo las calles
paso delante de farmacias y hospitales y
teatros y cafés
y me pregunto si él se encuentra ahí.

he mirado casi durante medio siglo
y él no ha sido visto.

un hombre vivo, verdaderamente vivo,
digamos cuando desciende la mano
al encender un cigarrillo
ves sus ojos
como los ojos de un tigre mirando fijamente
al pasar en el viento.

pero cuando las manos bajan
es siempre los
otros ojos
los que están allá
siempre siempre.

y pronto será demasiado tarde para mí
y habré vivido una vida
con farmacias, gatos, sábanas, saliva,
periódicos, mujeres, puertas y otros surtidos,
pero en ninguna parte
un hombre vivo.
«Pobreza» – Charles Bukowski  (Versión de Rafael Díaz Borbón)
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«Catch the Wind» – Donovan (What’s Bin Did and What’s Bin Hid,1965)

Habitación 31

Pierre-Jean

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«Hands» – Jewel (Spirit, 1998)

HABITACIÓN 31


Este poema se ha trasladado a un cajón o a alguno de los países del Este por mudar de pelo y de costumbres (más por parte de la autora). Si os causa algún interés, sobre todo si es tierno, no tenéis más que pedírmelo por correo, paloma mensajera o con señales de humo.

Y entre puntos suspensivos, nada

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«Butterflies» – Sia (Colour the small one, 2004)

Estamos en una fiesta que no nos ama. Al final, la fiesta deja
caer su máscara y se muestra como realmente es: una estación
de cambio de trenes. Fríos colosos sobre raíles en la niebla.
Una tiza ha garabateado en las puertas de los vagones.

No se puede mencionar, pero aquí hay mucha violencia
reprimida. Por eso son tan pesados los detalles. Y es tan difícil
ver lo otro que también existe: una mancha de sol que cambia
de sitio en la pared de la casa y resbala a través del inconsciente
bosque de rostros centelleantes; una cita bíblica que nunca ha
sido escrita: «Ven a mí, porque yo soy tan contradictorio como
tú.»

Mañana trabajo en otra ciudad. Susurro hacia allá a través de la
niebla matinal que es un cilindro negriazul. Orión cuelga encima
de la capa de hielo. Hay un grupo silencioso de niños esperando
el autobús escolar, niños por los que nadie reza. La luz
crece lentamente como nuestro pelo.
«Grados bajo cero» – Tomas Tranströmer (Para vivos y muertos,1992)

Papel ahogado.

Nan Goldin

PAPEL AHOGADO


Este poema se ha trasladado a un cajón o a alguno de los países del Este por mudar de pelo y de costumbres (más por parte de la autora). Si os causa algún interés, sobre todo si es tierno, no tenéis más que pedírmelo por correo, paloma mensajera o con señales de humo.

Cualidad de Penélope.

«Maratón otonial [Осенний марафон – Osenniy Marafon]»- Georgi Daneliya, 1979

Soy un hombre que pasa y no dejará sombra,
un hombre encadenado al polvo del camino,
que ha sembrado de pájaros las horas de los días
y que hizo aroma y sangre la niebla del destino.

Un hombre atormentado igual que nube negra
que esperó sin descanso un viento libre y vivo
para alcanzar auroras por cauces de deseos.
Un hombre, que jamás se ha encontrado a sí mismo.

Levanté arquitecturas de esquinas, desollando
la carne en que los huesos están siempre cautivos,
hice dolor la frase y angustia el desespero
y ojal de pesadumbre sin voz, el terror íntimo.

Sembré auroras sin límites, que desencadenaban
en un futuro, ciegos y oscuros laberintos,
sembré en mi sangre espera, para que el desespero
escribiese en mis venas un continuo latido.

En mi tiempo, luchaban la impaciencia y el odio
huyendo y encontrándose en loco torbelino.
Fui por la vida, hundido en una noche eterna.
Soy un hombre ahogándose en lo que nunca he sido.
«Autorretrato» – Juan Lacomba (Varia de versos humanos,1961)
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«Miles From Nowhere» – Cat Stevens(Tea for the Tillerman,1970)