Medio millón.

«Hace muy poco tiempo se había fijado mi atención en una joven; pero ella no se avenía con mi carácter. Como el enfermo Podalirio me curaba yo con mis propias hierbas; sí, lo confieso, era yo un médico enfermo para mi propia vergüenza. Entonces me fue de provecho insistir una y otra vez en los defectos de mi amiga, y haciendo eso mismo repetidas veces me ha servido de curación. «¡Qué feas!» – decía yo – «son las piernas de mi moza!» (y si he de decir la verdad, no lo eran); «¡qué poco hermosos son sus brazos!» (y si he de decir la verdad, sí que lo eran); «¡qué bajita es!» (y no lo era); «¡cuánto me pide por ser su amante!» : este fue el motivo mayor para que la odiara.

«Remedia amoris» – P.Ovidio Nasón