Estados de ánimo.

«Kate in the tub» – Nan Goldin

Las prostitutas madrugan mucho
para estar dispuestas…

Elena despertó a las dos y cinco,
abrió despacio las contraventanas
y el sol de invierno hirió sus ojos
enrojecidos. Apoyada
la frente en el cristal,
miró a la calle: niños con bufandas,
perros. Tres curas
paseaban.
En este mismo instante,
Dora comenzaba
a ponerse las medias.
Las ligas le dejaban
una marca en los muslos ateridos.
Al enceder la radio -«Aída:
marcha nupcial»-,
recordaba palabras
-«Dora, Dorita, te amo»-
a la vez que intentaba
reconstruir el rostro de aquel hombre
que se fue ayer -es decir,hoy- de madrugada,
y leía distraída una moneda:

«Veinticinco pesetas». «…por la gracia
de Dios.»
(Y por la cama)
Eran las tres y diez cuando Conchita
se estiraba
la piel de las mejillas
frente al espejo. Bostezó. Miraba
su propio rostro con indiferencia.
Localizó tres canas
en la raíz oscura de su pelo
amarillo. Abrió luego una caja
de crema rosa, cuyo contenido
extendió en torno a su nariz. Bostezaba,
y aprovechó aquel gesto
indefinible para
comprobar el estado
de una muela careada
allá en el fondo de sus fauces secas,
inofensivas, turbias, algo hepáticas.
Por otra parte,
también se preparaba
la ciudad.
El tren de las catorce treinta y nueve
alteró el ritmo de las calles. Miradas
vacilantes, ojos
confusos, planteaban
imprecisas preguntas
que las bocas no osaban 
formular.
En los cafés, entraban
y salían los hombres, movidos
por algo parecido a una esperanza.
Se decía que aún era temprano. Pero
a las cuatro, Dora comenzaba
a quitarse las medias -las ligas
dejaban una marca
en sus muslos.
Lentas, solemnes, eclesiásticas,
volaban de las torres
palomas y campanas.
Mientras
se bajaba la falda,
Conchita vio su cuerpo
-y otra sombra vaga-
moverse en el espejo
de su alcoba. En las calles y plazas
palidecía la tarde de diciembre. Elena
cerró despacio las contraventanas.
«Los sábados» – Ángel González

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«Meravigliosa creatura» – Gianna Nannini (Perle, 2004)

La diferencia entre mañana y nunca.

De todas las maneras que el amor
es capaz de inventar para matarse,
son las más compasivas las que muchos
consideran más crueles: la traición,
la mentira, cualquier suicidio rápido
que certifique el fin con mucha sangre
y permita lavarla con el llanto.
Pero el amor es cruel consigo mismo,
o es acaso muy torpe, porque suele
elegir una muerte sin nobleza
que se da con un arma lenta y triste:
ese gas repulsivo y venenoso
que acaban generando los bostezos.
«Estadística» – Vicente Gallego (La plata de los días, 1996)

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«Bron-Yr-Aur» – Led Zeppelin (Physical Graffiti, 1975)

Detrás de las cortinas, después de las doce.

«Me acuerdo de cómo el viejo dejaba las flores sobre su ataúd y miraba con desesperación su delgado rostro sin vida, su sonrisa muerta, sus manos, en cruz sobre el pecho. Lloraba sobre su cadáver como si fuera el de su propia hija. Natalia, yo, todos intentabamos consolarlo pero él no tenía consuelo y enfermó gravemente después del entierro de Nelly.
Anna Andréievna me entregó el escapulario que tenía colgado del cuello. Dentro estaba la carta que la madre de Nelly le escribió al duque. La leí el día que murió Nelly. Se dirigía al duque maldiciéndolo, le decía que no puede perdonarlo, hablaba de su vida, los horrores con los que dejaba a Nelly y le suplicaba hacer algo por la niña. «Es suya – decía – es hija suya, y usted sabe de sobra que es su hija de verdad. Le he dicho que vaya a verlo cuando yo muera y le enseñe la carta. Si no rechaza a Nelly, puede que allá le perdone y el día del juicio final yo misma me arrodille delante del señor para rogarle el perdón por todos sus pecados. Nelly sabe el contenido de la carta; se la leí yo misma, se lo he explicado todo, lo sabe todo, todo…»
Pero Nelly no cumplió su promesa: lo sabía todo pero nunca fue a ver al duque y murió lejos de la paz.
Cuando regresamos del entierro de Nelly, Natalia y yo salimos al jardin. Era un día caluroso, lleno de luz. Dentro de una semana se irían. Natalia me dirigió una larga y extraña mirada.
Vania, -dijo- Vania, todo esto ha sido un sueño!
¿Qué ha sido un sueño? – pregunté.
Todo, todo -dijo ella- todo este año. Vania, ¿para qué he destrozado tu felicidad?
Y en su mirada pude leer: 
«Podríamos haber sido felices eternamente!» 

«Humillados y ofendidos [Униженные и оскорбленные]» – Fiódor Dostoievski, 1861 Traducción Anastasia K.

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«Let Down» – Radiohead (OK Computer, 1997)

Así que era eso.

«City Rain» – Bill Sosin

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«Natural Blues» – Moby (Play, 1999)

En las cabinas telefónicas
hay misteriosas inscripciones dibujadas con lápiz de labios.
Son las últimas palabras de las dulces muchachas rubias
que con el escote ensangrentado se refugian allí para morir.
Última noche bajo el pálido neón, último día bajo el sol alucinante,
calles recién regadas con magnolias, faros amarillentos de
los coches patrulla en el amanecer.
Te esperaré a la una y media, cuando salgas del cine -y a
esta hora está muerta en el Depósito aquélla cuyo
cuerpo era un ramo de orquídeas.
Herida en los tiroteos nocturnos, acorralada en las esquinas
por los reflectores, abofeteada en los night-clubs,
mi verdadero y dulce amor llora en mis brazos.
Una última claridad, la más delgada y nítida,
parece deslizarse de los locales cerrados:
esta luz que detiene a los transeúntes
y les habla suavemente de su infancia.
Músicas de otro tiempo, canción al compás de cuyas viejas
notas conocimos una noche a Ava Gardner,
muchacha envuelta en un impermeable claro que besamos
una vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, y
tenía los ojos muy azules, y hablaba siempre en voz
muy baja- se llamaba Nelly.
Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la noche
plateada de anuncios luminosos.
La noche tiene cálidas avenidas azules.
Sombras abrazan sombras en piscinas y bares.
En el oscuro cielo combatían los astros
cuando murió de amor,

y era como si oliera muy despacio un perfume.
«La muerte en Beverly Hills» – Pere Gimferrer

A dos fobias de distancia.

Sharon Stone y Robert De Niro (El Casino) – Martin Scorsese,1995

«Aquí va -tan cerca de la cita textual como permitía la estupefacción- la historia que contó Schwartz acerca de cómo conoció al senor Russ Hampshire, jefe de VCA Inc., que es lo que Scotty denomina «un pez muy gordo: así de gordo, a ver si me entiendes» en la industria del cine para dultos:

– Pues estoy yo en esa fiesta, yendo por ahí y camelándome a las chicas y al otro lado de la sala veo a Russ Hampshire y Russ me mira a los ojos, a ver si me entiendes, y me dice, ya sabes: «Eh, chaval, ven aquí», así que voy con él y joder, es el puto Russ Hampshire en persona, ya me entiendes, y yo voy para donde él está y Russ se me acerca y dice: «Scotty, te he estado observando. Me gusta tu estilo. A mí se me da bien juzgar a la gente,y, Scotty, tú eres buena gente. Nunca he oído a nadie decir nada malo de ti.» [Recuerden ustedes que es Scotty el que cuenta esta historia. Fíjense en cómo cita textualmente el diálogo de Hampshire. Fíjense en el cambio de timbre y en la reprodución perfectamente oportuna. Fíjense en el hecho de que a Schwartz no se le ocurre ni por un momento que a un ciudadano americano normal le pueda aburrir o repeler el que él se explaye durante un buen rato en los elogios que le ha prodigado otra persona. Schwartz solamente sabe que esa conversación tuvo lugar y que significa que un pez gordo lo aprueba y que redunda en beneficio del crédito de Scotty el que él quiera que lo sepa todo, todo el mundo.] «Chaval, solamente quiero decirte que me caes bien, joder, y que si hay algo que yo pueda hacer, ya sabes, para ayudarte, lo que sea, solo tienes que decírmelo.»

…Fin de la viñeta, y ahora Scotty- igual que Max, igual que Jasmin, igual que Jenna y Randy y Tom y Caressa- mira a todos los presentes y examina las caras de sus oyentes en busca de la admiración que tiene que aparecer por fuerza. ¿Cuál es la reacción socialmente apropiada a una anécdota como esta: una anécdota sin contexto, a cuento de nada, con su propósito arrogantemente carente de sutileza (y sin embargo, algo conmovedor, en última instancia, por su desnuda inseguridad) de hacer que uno admire al que cuenta? Los segundos que siguieron a la misma, con la viñeta suspedida en el aire y la mirada de Scotty palpando las caras de estos enviados especiales como si fueran dedos, fueron los primeros de una infinidad de momentos parecidos a lo largo del fin de semana de los Premios de AVN. ¿Cómo se supone que hay que reaccionar? Fue muy incómodo. Uno de estos enviados especiales optó por un «Uau.Caray». El otro fingió que se le había atragantado una col de Bruselas.»
«Hablemos de langostas» – David Foster Wallace, 2007

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«Letterbomb» – Green Day (American Idiot,2004)

Coincidencias, y no.

«Tal como éramos (Barbara Streisand y Robert Redford)» – Sydney Pollack, 1973

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso:

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso:

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño:

creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.
Félix Lope de Vega
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«Moon River» – Audrey Hepburn

Vuleve, aunque no lo crea.

Shadows are falling and I’ve been here all day,it’s too hot to sleep, time is running away.Feel like my soul has turned into steel,I’ve still got the scars that the sun didn’t heal.There’s not even room enough to be anywhere.It’s not dark yet, but it’s getting there.Well, my sense of humanity has gone down the drain behind every beautiful thing there’s been some kind of pain.She wrote me a letter and she wrote it so kind,she put down in writing what was in her mind.I just don’t see why I should even care.It’s not dark yet, but it’s getting there.
Well, I’ve been to London and I’ve been to gay Paree,I’ve followed the river and I got to the sea,I’ve been down on the bottom of a world full of lies,I ain’t looking for nothing in anyone’s eyes.Sometimes my burden seems more than I can bear.It’s not dark yet, but it’s getting there.I was born here and I’ll die here against my will.I know it looks like I’m moving, but I’m standing still.Every nerve in my body is so vacant and numb,I can’t even remember what it was I came here to get away from,don’t even hear a murmur of a prayer.It’s not dark yet, but it’s getting there.

De noche y de puntillas.

» Le Manege de Monsieur Barre» – Robert Doisneau 1955

Están cogidos de la mano,
en silencio,
bajo los soportales.

El niño mira su columpio,
muy triste,
bajo la lluvia,
y no lo entiende.

El padre mira al niño:
es la vida, hijo
-quisiera poder decirle-,
y no ha hecho más que empezar.

«Tormenta de verano» – Karmelo C. Iribarren (La ciudad,2008)

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«Toes» – Norah Jones (Feels like home, 2004)

Cae

Whose woods these are I think I know.
His house is in the village, though;
He will not see me stopping here
To watch his woods fill up whith snow.

My little horse must think it queer
To stop without a farmhouse near
Between the woods and frozen lake
The darkest evening of the year.

He gives his harness bells a shake
To ask if there is some mistake.
The only other sound’s the sweep
Of easy wind and downy flake.

The woods are lovely, dark, and deep,
But I have promises to keep,
And miles to go before I sleep,
And miles to go before I sleep.
«Stopping by Woods on a Snowy Evening» – Robert Frost

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«Nuvole bianche» – Ludovico Einaudi (Una mattina, 2004)

Noveno escalón.

«Cityscapes (New York)» – Marc Yankus

El viento viene de polos opuestos
y viaja despacio.

Ella se vuelve hacia el aire profundo.
Él camina por las nubes.

Ella se alista,
se sacude el cabello,

se arregla los ojos,
sonríe.

El sol calienta sus dientes,
la punta de su lengua los humedece.

Él se sacude el polvo de su traje
y se endereza la corbata.

Él fuma.
Pronto se conocerán.

El viento los acerca cada vez más.
Ellos se saludan.

Más cerca, cada vez más cerca.
Se abrazan.

Ella tiende una cama.
Él se quita los pantalones.

Se casan
y tienen un hijo.

El viento se los lleva
en direcciones distintas.

El viento es fuerte, piensa él
y se endereza la corbata.

Me gusta este viento, dice ella
y se pone el vestido.

El viento se abre en un soplido.
El viento es todo para ellos.
«El matrimonio» – Mark Strand

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«Needle in the Hay» – Elliot Smith (Elliot Smith, 1995)