Les petits riens.


«Santorín» – Herbert List, 1937

«Alabanza de los sueños»

En sueños
pinto como Vermeer van Delft.

Hablo griego con fluidez
y no sólo con los vivos.

Conduzco un coche
que me obedece.

Poseo talento
y escribo grandes poemas.

Oigo voces
no peor que los venerables santos.

Mis dotes pianísticas
os dejarían boquiabiertos.

Revoloteo como es debido,
es decir, por propio impulso.

Me precipito desde el tejado
y sé caer, suave, en el verdor.

No tengo problemas
para respirar bajo el agua.

No puedo quejarme:
he descubierto la Atlántida.

Por suerte sé despertar siempre
antes de morir.

En cuanto una guerra estalla
me vuelvo del otro lado.

Soy hija de mi época
pero no por obligación.

Hace un par de años
vi dos soles.

Y, anteayer, un pingüino.
Con meridiana claridad.

«Alabanza de los sueños» – Wislawa Szymborska (Acaso, 1972)

«You never can tell» – Chuck Berry (St. Louis to Liverpool, 1964)

Por lo que aún nos queda.


«Closeup of legs of young ballerinas in toe shoes under desk at La Scala Ballet School» – Alfred Eisenstaedt, 1934

«My old lady’s Army Shoes” – Alfred Eisenstaedt, 1948

«Funeral Blues»

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He is Dead.
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last forever: I was wrong.

The stars are not wanted now; put out every one,
Pack up the moon and dismantle the sun,
Pour away the ocean and sweep up the woods;
For nothing now can ever come to any good.
«Funeral Blues» – W.H. Auden (The year’s poetry, 1938)

«Nocturne en Ebm» – Fréderic Chopin

Dejar el ahora para luego.


Man Ray (1890 – 1976)

No te veo. Bien sé
que estás aquí, detrás
de una frágil pared
de ladrillos y cal, bien al alcance
de mi voz, si llamara.
Pero no llamaré.
Te llamaré mañana,
cuando, al no verte ya
me imagine que sigues
aquí cerca, a mi lado,
y que basta hoy la voz
que ayer no quise dar.
Mañana… cuando estés
allá detrás de una
frágil pared de vientos,
de cielos y de años.
Pedro Salinas

«I Want You» – Tom Waits (The early years , 1993)

La vie en rose.


«Joana with Valerie and Reine in the mirror», Nan Goldin , 1999

«Sous Le Ciel De Paris» – Edith Piaf, 1954

La vergüenza que va rodando por las escaleras.


Larry Flynt

Las horas se levantan despojándose de estrellas
y amanece.
En la calle del cielo anda la luz esparciendo poemas

En la tierra una vela se extingue,
la ciudad despierta
con una canción en la boca
y la muerte en los ojos.

Y amanece.
El mundo se apresta a asesinar los sueños…

Veo en la calle
donde hombres robustos
están procurándose el pan,
y veo los rostros brutales
de gente satisfecha, odiosa, cruel, feliz, desesperada.

Y es de día.

En el espejo veo un hombre débil
soñando,
sueña
sueños en el espejo.

Y anochece en la tierra.

Una vela se enciende
y está oscuro.
La gente está en sus casas,
el hombre débil está en su cama.

La ciudad duerme
con la muerte en la boca
y una canción en los ojos.

Las horas descienden
vistiéndose de estrellas…

En la calle del cielo
anda la noche esparciendo poemas.
e.e. Cummings (1894-1962)
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«Brown Eyed Girl» – Van Morrison (Blowin’ Your Mind,1967)

Perfilando la mirada.

Claude Cahun (1894 – 1954)

«Bridge over troubled water» – Johnny Cash

Berenice Abbott (1898 – 1991)

«Bridge over troubled water» – Elvis Presley
Ilse Bing (1899 – 1998)

«Bridge over troubled water» – Aretha Franklin

Respuestas convexas.

Llevo dos semanas sin mi eterno reloj de muñeca.
Desde siempre he sentido cierto miedo (que no llega a ser pánico) de vivir el día a día sin la hora colgando de mi mano, seguramente mi manía para con la impuntualidad también ha contribuido. Cuando mis amigos ( al fijarse en el rastro color blanco nuclear que me ha dejado la asuencia de reloj) me preguntan el porqué de este repentino e impropio de mí cambio de conducta, me divierte poner cara seria y decir algo del tipo : «Estoy en una nueva fase de mi vida en la que no quiero sentirme atada por el tiempo.» Mis amigos, que ya saben de mis desvaríos pero no siempre entienden mis intenciones, simplemente sonrien con cara de «no te entiendo, pero son muchos años así que dejémoslo estar».
Me imagino que por eso intento (véase la importancia del verbo) escribir poemas : me divierte más soltar algo como «no quiero sentirme atada por el tiempo». Eso aún sabiendo que el reloj no esta simplemente porque me quiero deshacer de mi moreno irregular. Cosas de la edad supongo.

«Break Time, Rockefeller Center»,1932

«Blowin’ In The Wind» – Bob Dylan (The Freewheelin’ Bob Dylan,1963)

Puede que lleguemos a tiempo.


Janis Joplin at the Newport Folk Festival,1969. Diana Davies

«Me And Bobby McGee» – Janis Joplin (Pearl,1970)

«Rhapsody On A Windy Night»
Twelve o’clock.
Along the reaches of the street
Held in a lunar synthesis,
Whispering lunar incantations
Disolve the floors of memory
And all its clear relations,
Its divisions and precisions,
Every street lamp that I pass
Beats like a fatalistic drum,
And through the spaces of the dark
Midnight shakes the memory
As a madman shakes a dead geranium.

Half-past one,
The street lamp sputtered,
The street lamp muttered,
The street lamp said,
«Regard that woman
Who hesitates toward you in the light of the door
Which opens on her like a grin.
You see the border of her dress
Is torn and stained with sand,
And you see the corner of her eye
Twists like a crooked pin.»

The memory throws up high and dry
A crowd of twisted things;
A twisted branch upon the beach
Eaten smooth, and polished
As if the world gave up
The secret of its skeleton,
Stiff and white.
A broken spring in a factory yard,
Rust that clings to the form that the strength has left
Hard and curled and ready to snap.

Half-past two,
The street-lamp said,
«Remark the cat which flattens itself in the gutter,
Slips out its tongue
And devours a morsel of rancid butter.»
So the hand of the child, automatic,
Slipped out and pocketed a toy that was running along
the quay.
I could see nothing behind that child’s eye.
I have seen eyes in the street
Trying to peer through lighted shutters,
And a crab one afternoon in a pool,
An old crab with barnacles on his back,
Gripped the end of a stick which I held him.

Half-past three,
The lamp sputtered,
The lamp muttered in the dark.

The lamp hummed:
«Regard the moon,
La lune ne garde aucune rancune,
She winks a feeble eye,
She smiles into corners.
She smooths the hair of the grass.
The moon has lost her memory.
A washed-out smallpox cracks her face,
Her hand twists a paper rose,
That smells of dust and old Cologne,
She is alone With all the old nocturnal smells
That cross and cross across her brain.
The reminiscence comes
Of sunless dry geraniums
And dust in crevices,
Smells of chestnuts in the streets
And female smells in shuttered rooms
And cigarettes in corridors
And cocktail smells in bars.»

The lamp said,
«Four o’clock,
Here is the number on the door.
Memory!
You have the key,
The little lamp spreads a ring on the stair,
Mount.
The bed is open; the tooth-brush hangs on the wall,
Put your shoes at the door, sleep, prepare for life.»

The last twist of the knife.
«Rhapsody On A Windy Night» – T.S.Eliot(Prufrock and Other Observations,1917)

«Rapsodia a una noche de viento»
Las doce.
A lo largo de los cauces de la calle
sostenidos en síntesis lunar,
susurrando encantamientos lunares,
se disuelven los suelos de la memoria
y todas sus claras relaciones,
sus divisiones y precisiones,
cada farol que dejo atrás
resuena como un tambor fatalista,
y a través de los espacios de lo oscuro
la medianoche sacude la memoria
como un loco agitando un geranio muerto.
La una y media,
el farol rociaba,
el farol mascullaba,
el farol decía: «Observa a esa mujer
que vacila hacia ti en la luz de la puerta
que se abre hacia ella como una mueca.
Ves que el borde de su vestido
está desgarrado y sucio de arena,
y ves que el rabillo del ojo
se le retuerce como un alfiler torcido».
La memoria arroja y deja en seco
una multitud de cosas retorcidas;
una rama retorcida en la playa,
devorada, lisa, y pulida
como si el mundo rindiera
el secreto de su esqueleto,
rígido y blanco.
Un muelle roto en el solar de una fábrica,
óxido que se agarra a la forma que la fuerza ha dejado
dura y enroscada y dispuesta a dispararse.
Las dos y media.
El farol dijo:
«Observa al gato que se aplana en el arroyo,
saca la lengua furtiva
y devora un bocado de manteca rancia».
Así la mano del niño, automática,
salió furtiva y se embolsó un juguete que corría por el
muelle.
No vi nada tras los ojos de ese niño.
He visto ojos en la calle
tratando de escudriñar a través de postigos con luz,
y un cangrejo una tarde en un charco,
un viejo cangrejo con lapas en la espalda,
agarró el extremo de un palo que le tendí.
Las tres y media,
el farol espurreaba,
el farol mascullaba en lo oscuro.
El farol canturreaba:
«Observa la luna,
la lune ne garde aucune rancune,
guiña un débil ojo,
sonríe a los rincones.
Alisa el pelo de la hierba.
La luna ha perdido la memoria.
Una desvaída viruela le agrieta la cara,
su mano retuerce una rosa de papel,
que huele a polvo y agua de colonia.
Está sola
con todos los viejos olores nocturnos
que cruzan y cruzan por su cerebro».
Viene la reminiscencia
de secos geranios sin sol
y polvo en grietas,
olores de castañas en las calles,
y olores femeninos en cuartos de ventanas cerradas,
y cigarrillos en pasillos
y olores de cócteles en bares.
El farol dijo:
«Las cuatro.
Aquí está el número en la puerta.
¡Memoria!
Tienes la llave,
la lamparilla extiende un círculo en la escalera, sube.
La cama está abierta: el cepillo de dientes cuelga en la pared,
deja los zapatos a la puerta, duerme, prepárate para la vida.»
El último retorcimiento del cuchillo.
«Rapsodia a una noche de viento» – T.S.Eliot(Prufrock y otras observaciones,1917)

Reincidencias



Charlie Chaplin (1889-1977)

t’s nine o’clock on a saturday,the regular crowd shuffles in.There’s an old man sitting next to me,makin’ love to his tonic and gin.He says, «Son, can you play me a memory? I’m not really sure how it goes,but it’s sad and it’s sweet and I knew it complete when I wore a younger man’s clothes.»Sing us a song, you’re the piano man,sing us a song tonight.Well, we’re all in the mood for a melody and you’ve got us feelin’ alright.Now john at the bar is a friend of mine.He gets me my drinks for free and he’s quick with a joke or to light up your smoke but there’s someplace that he’d rather be.He says, «Bill, I believe this is killing me,as the smile ran away from his face.Well I’m sure that I could be a movie star if I could get out of this place.» Now Paul is a real estate novelist,who never had time for a wife and he’s talkin’ with Davy who’s still in the navy and probably will be for life.And the waitress is practicing politics as the businessmen slowly get stoned.Yes, they’re sharing a drink they call loneliness but it’s better than drinkin’ alone.Sing us a song, you’re the piano man,sing us a song tonight.Well, we’re all in the mood for a melody and you’ve got us feelin’ alright.It’s a pretty good crowd for a saturday and the manager gives me a smile’cause he knows that it’s me they’ve been comin’ to see to forget about life for a while.And the piano, it sounds like a carnival and the microphone smells like a beer and they sit at the bar and put bread in my jar and say, man, what are you doin’ here?

«Piano Man» – Billy Joel (Piano Man,1973)

El día repetido.

No siempre conviene quitarnos la máscara aunque el carnaval haya terminado. No por lo que puedan ver los demás, sino por lo que podamos ver nosotros sin la máscara tapándonos parte del escenario.


Goldie Hawn,(«Rowana & Martin’ Laugh – in»),1960


«Los formales y el frío»

Quién iba a prever que el amor, ese informal
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez,
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes.
Su sonrisa, la de ella,
era como un augurio o una fábula.
Su mirada, la de él, tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras, las de él,
no se enteraban de esa dulce encuesta.
Como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal,
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias,
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos,
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia.
Extra seca y sin hielo por favor.
Cuando llegaron a su casa, la de ella,
ya el frío estaba en sus labios, los de él,
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos.
Una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio.
Como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre.
Él probó: sólo faltaba que me quede a dormir
y ella probó: porqué no te quedás
y él: no me lo digas dos veces
y ella: bueno porqué no te quedás.
De manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos, los de ella.
Después ella besó sus labios, los de él,
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.

«Los formales y el frío» – Mario Benedetti ( Poemas de otros, 1973-1974)

«Wish you were here» – Pink Floyd ( Wish you were here, 1975)