Mientras tema, no pensaré.


«Pasajeros en la estación de tren de Chicago» -Stanley Kubrick, 1949

En realidad, ¿cuánto transcurrió? Hoy en día no soy capaz de calcular la duración de aquellos sucesos. La única medida de que dispongo es esta: estoy segura de que no pudo pasar tanto tiempo como yo creí en aquellos momentos. La terraza y el espacio circundante, el césped y el jadín que se extendía más allá, todo lo que alcanzaba ver del parque, todo, absolutamente todo, estaba vacío, sumido en una extraña soledad. Había árboles y arbustos, pero recuerdo haber sentido la completa certeza de que no se encontraba escondido tras ninguno de ellos. O estaba allí, o no estaba; y si no lo veía es que no estaba. Me aferré a aquel razonamiento; y entonces, instintivamente, en lugar de volver por donde había venido, fui hacia la ventana. Tenía la confusa intuición de que debía colocarme en el mismo lugar en el que él se había situado, y así lo hice. Apoyé mi rostro en el cristal y miré, como había mirado él, hacia el interior. Entonces, como para darme la oportunidad de reconstruir la situación, la señora Grose entró en el comedor procedente del vestíbulo, igual que yo lo había hecho antes. Así tuve una visión repetida de lo que había ocurrido. Ella me vio, como yo había visto antes a nuestro visitante; se paró en seco, como yo había hecho; creo que en parte le transmití el sobresalto que yo misma había sentido. Se puso blanca, y eso me hizo preguntarme si yo también habría palidecido antes del mismo modo. Se quedó mirándome, en suma, y luego se retiró por el mismo sitio por donde yo lo había hecho, y supe que iba a recorrer el mismo camino que yo y que pronto la tendría ante mí. Permanecí donde estaba mientras me asaltaban toda clase de pensamientos. Pero sólo dispongo de espacio para mencionar uno de ellos. Me pregunté, asombrada, por qué también ella se había asustado.
«Otra vuelta de tuerca [The Turn of the Screw]» – Henry James, 1898
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«Ballada nº4 de Chopin» – Arthur Rubinstein

Por lo que aún nos queda.


«Closeup of legs of young ballerinas in toe shoes under desk at La Scala Ballet School» – Alfred Eisenstaedt, 1934

«My old lady’s Army Shoes” – Alfred Eisenstaedt, 1948

«Funeral Blues»

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He is Dead.
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last forever: I was wrong.

The stars are not wanted now; put out every one,
Pack up the moon and dismantle the sun,
Pour away the ocean and sweep up the woods;
For nothing now can ever come to any good.
«Funeral Blues» – W.H. Auden (The year’s poetry, 1938)

«Nocturne en Ebm» – Fréderic Chopin