Noveno escalón.

«Cityscapes (New York)» – Marc Yankus

El viento viene de polos opuestos
y viaja despacio.

Ella se vuelve hacia el aire profundo.
Él camina por las nubes.

Ella se alista,
se sacude el cabello,

se arregla los ojos,
sonríe.

El sol calienta sus dientes,
la punta de su lengua los humedece.

Él se sacude el polvo de su traje
y se endereza la corbata.

Él fuma.
Pronto se conocerán.

El viento los acerca cada vez más.
Ellos se saludan.

Más cerca, cada vez más cerca.
Se abrazan.

Ella tiende una cama.
Él se quita los pantalones.

Se casan
y tienen un hijo.

El viento se los lleva
en direcciones distintas.

El viento es fuerte, piensa él
y se endereza la corbata.

Me gusta este viento, dice ella
y se pone el vestido.

El viento se abre en un soplido.
El viento es todo para ellos.
«El matrimonio» – Mark Strand

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«Needle in the Hay» – Elliot Smith (Elliot Smith, 1995)

Seguro que a veces sueñas.

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
«El herido» – Miguel Hernández (El hombre acecha,1938-39)

Miguel Hernández y su mujer, Josefina Manresa

«Corría sin parar y no podía abrir ninguna de las puertas mientras él le apuntaba con su arma, su rostro lleno de sangre decía palabras sin sentido, y a diferencia de lo que se podría pensar, no estaba nerviosa, sabía que ese momento iba a llegar; le miró a los ojos mientras él avanzaba lentamente; tiró su arma al suelo y cogió la mano de Alba acercándola hacia su frente e introduciéndola en un agujero de bala sangrante, después la oscuridad.
Sudando despertó alterada; no era la primera vez que tenía esa clase de sueños, hacía años cuando comenzó con su odisea personal, las noches las pasaba en vela intentando calmar su conciencia con las frases que había escuchado sobre aquellos a los que la gente llamaba héroes. Habían pasado dos años de aquello y cada día que pasaba era motivo de alegría porque el final estaba más cerca.»
«Libertaria» – Raquel Antón Ruiz (Dissonàncies,2010)

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«Para la libertad» – Joan Manual Serrat (Miguel Hernández, 1972)

No me acuerdo de toda la arena que me falta.

Ana Pais

Tú lo dijiste: pasará el tiempo.
Mas no ha sido cierto el olvido.
El que mira romper las olas sobre
el espigón no sabe, cuál de ellas
más alta llegará. En el recuerdo
quedan rostros; los nombres no perduran,
los borra el tiempo. Leo la carta.
Veo tu mano cuando la escribías,
los ojos seguidores de las letras.
Y tú estás conmigo nuevamente.
Es el tiempo que pasa; lo dijiste.
«Tú lo dijiste: el tiempo» –  Alfonso López Gradolí ( La señalada tierra,2004)

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«She smiled sweetly» – The Rolling Stones (Between the Buttons, 1967)

Tan tarde que es pronto.

Herman Leonard y Ella Fitzgerald,New York, 1949.


Unas miradas
que se encuentran
en un café desierto,

un lunar
en tu cuello
que es capaz
de volverme loco,

y 20 segundos

para encender un pitillo
dar un trago al vino blanco
y ver cómo llega un tipo
que te besa
con la mitad de ganas
que lo hubiera hecho yo.
«20 segundos» –  Pablo Casares (Notas a pie de la vida,2007)

Es el eco,querida.

Virginia Woolf y Angelica Garnett ,1932

Cuando la luna es de melón una tajada en la ventana
Y en redor es la calina cerrada la puerta y la casa encantada
Por las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fría
Y la nieve del paño y arde una bujía de cera
Tal que en la niñez, mariposas zumban
La calma, que no oye mi palabra, retumba
Entonces de lo negro de rincones rembrandtianos algo se ovilla de pronto
Y se esconde allí a mano, pero no me estremezco, ni me asusto siquiera…
La soledad en sus redes me hizo prisionera
El gato negro el alma me mira, como ojos centenarios
Y en el espejo mi doble es tal vez mi contrario.
Voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche.
Anna Ajmátova

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«And it stonned me» – Van Morrison (Moondance, 1970)

Camaleónica. No siempre.

«Some like it hot (Con faldas y a lo loco)», Tony Curtis y Jack Lemmon – Billy Wilder, 1959

Act 2 Scene 3
Open contryside near Gloucester’s castle.

Enter EDGAR

EDGAR:
I heard myself proclaimed,
And by the happy hollow of a tree
Escaped the hunt. No port is free, no place
That guard and most unusual vigilance
Does not attend my taking. Whiles I may ‘scape
I will preserve myself, and am bethought
To take the basest and most poorest shape
That ever penury in contempt of man
Brought near to beast. My face I’ll grime with filt
Blanket my loins, elf all my hairs in knots,
And with presented nakedness outface
The winds and persecutions of the sky.
The country gives me proof and precedent
Of Bedlam beggars, who with roaring voices
Strike in their numbed and mortifièd arms,
Pins, wooden pricks, nails, sprigs of rosemary;
And with this horrible object, from low farms,
Poor pelting villages, sheep-cotes, and mills,
Sometimes with lunatic bans, sometime with prayers,
Enforce their charity. «Poor Turlygod! Poor Tom!»
That’s something yet: Edgar I nothing am.
«King Lear» – William Shakespeare, 1603-1606

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«The dark side of the moon» – Pink Floyd (The dark side of the moon, 1973)

Lo que vas a aprender no son palabras.

«Sin título» – Francesca Woodman ,Providence, Rhode Island, 1976

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«Variaciones Goldberg» – Johann Sebastian Bach (Glenn Gould,1981)

«Lo vivido, lo hecho»
 Ni toda la humildad, precisamente.
¿Ves el desconcierto del mundo? ¿Puedes
realmente verlo, no por ti, no por nadie, cómo
se acuerda de cualquier imagen
sea o no sea imprevista? Se apodera de lo
que te ha hecho estar aquí.
Huella de la canción, memoria cierta,
voz. Y luego hay que servir.
Mira una sola cosa: ha empezado a llover,
hay pájaros que van, lo que vas a aprender
no son palabras.
«Lo vivido, lo hecho» – Antonio Méndez Rubio (Razón de más,2006)

Como al principio: un punto de partida.

“Texas, 1965” – Lee Friedlander

*Gracias a Adriana. A su generosidad y espontaneidad les debo el título de este poema.
*A todos/as los poetas del taller. Gracias a todos/as los/as : A., B., C., E., G., I., J., M., S..

Nota la acera en su cuello.
Hay algo que le falta a la noche
mientras rueda cuesta abajo.
El abandono queda
en el tercer piso,
al final de esta manzana podrida.

 No sabe por qué hoy
el portazo suena definitivo.
Por qué hoy,
si lleva años llorando
en las mismas escaleras,
las que acaban en otra sala
sin esquinas.

La madrugada ya ha firmado
su pacto con los perros invisibles.
Está sola,
y la noche son dos pupilas rojas
alejándose a toda velocidad.
«Nombre propio» – Anastasia K.

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«Somewhere only we know» – Keane (Hopes and Fears,2004)

I walked across an empty land.I knew the pathway like the back of my hand.I felt the earth beneath my feet,sat by the river and it made me complete.Oh simple thing where have you gone,I’m getting old and I need something to rely on.So tell me when you’re gonna let me in,I’m getting tired and I need somewhere to begin.
I came across a fallen tree,I felt the branches of it looking at me.Is this the place we used to love?Is this the place that I’ve been dreaming of?And if you have a minute why don’t we go,talk about it somewhere only we know?This could be the end of everything so why don’t we go somewhere only we know?

A lo mejor mañana.

Anastasia Romanov

Lluvia sin árboles… Húmedo heno…
Apertura del gas… Nube frita en la sartén de la luna…
Parpadeo… Guiño… Desparición de las formas…
Casi tropieza con la carretilla de tierra del cementerio…

«¿Me quiere usted?» -Sí.
«¿Me ama?» -No.

Versión de Clara Janés


«Cita» – Vladimir Holan

Tocan pasillos.

«Champagne and Bananas» – Yale Joel, 1951

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«Four white stallions» – Counting Crows (Hard Candy,2002)

Tarde como siempre
Ahora resulta que era
cierto. Que el bolero
de marras decía
la verdad. Ahora que tienes
más de treinta, te das perfecta
cuenta del asunto.
Que veinte no son nada.
Una mirada apenas a la vida,
para ver de qué va.
Karmelo C. Iribarren