Cuando lo hizo aún llovía aquí.

Nan Goldin

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«Ocho y medio» – Nacho Vegas (Desaparezca aquí,2005)

Desde fuera
aún me queda piel,
blanca y fría
como los abetos
de mi enero.
Desde fuera
nada es más fácil.
Desde fuera
conozco mi centro
y pongo un pie
detrás de otro,
pisando estómagos,
escarcha,
excusas.
La ciudad cruje
justo donde te dejé.
Aquí está
todo
lo que me merezco.
Es domingo
y sé que siempre hay
un nadie que me espera.

«Desde fuera» – Anastasia K.

No hay locura

André Kertesz (1978)

Planearon un invierno juntos
como simple complot
en contra del sol.
Dibujaron filigranas
en trozos de papel
y en servilletas de cafetería
con nombres de calles verdaderas
para afianzar el engaño.
Hicieron una lista mental
del otro
en el que no cabía más
que el propio deseo
de no equivocarse.
Tacharon obsesivamente
cada punto por resolver
cada color favorito clandestino,
cada nombre
y cada lugar de uña rota.

Aquel fue un verano cálido
y un esquema tan perfecto
que se colapsa
al derramarse el café.

«Dos»

Demasiado pa(e)sado

 Janis Joplin

Yo… Lo sé. Tengo ese miserable aspecto
del que va demandando cariño por las puertas.
“Quiéreme un poco. Quiéreme un poco…”
Los ojos nostálgicos hacia el coche que se aleja
y la espalda estrecha que se detiene por última vez para decir adiós.
Yo… Lo sé. Persigo la mirada comprensiva de todas las madres
y a veces las manos grandes de cada padre.
El susurro al teléfono que me diga: “todo está bien”
mientras la niña del pañuelo negro gira y gira
esperando la llegada del sosiego.
El apaciguamiento de la marea oscura que sube.
Y sube a la boca desde el alma que se creía ya aliviada
pero que no. Porque el alma, aunque se suponga el éxito sobre ella,
cuando es dolorosa y cuando tiene la tez de la angustia,
sobrevive.
Yo… Lo sé. Me estoy ahogando y no entiendo nada.
Dejé que tomara mi mano y me arrastrara hasta la orilla.
“Vas a ver un milagro”, me dijo.
Y la niña de los zapatos negros con lacito
me miraba a la cara y me mostraba sus dientes de conejito.
“Perdón. Perdón. Perdón.” Parecía suplicar. “Yo no fui. No fui yo…”
Yo… Ahora cuento las varillas azules que se insertan
en aquel jarrón transparente y me pregunto:
(uno, dos tres…)
¿Por qué lo haces?
(cuatro…)

«Alimento» – Pilar Adón

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«Cry Baby» – Janis Joplin (Pearl, 1971)

Kshanti.


«21 gramos» – Alejandro González Iñárritu, 2003

La tierra sigue mis pasos:
¿entonces era eso?
Buscar una inscripción
en la piel.
Sin más.
Era eso.

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«When Our Wings Are Cut, Can We Still Fly?» – Gustavo Santaolalla

Apego sin devastación

«Marilyn Monroe jugando al billar en Reno, Nevada» –  Eve Arnold, 1960

A veces unas pocas cosas nos hacen felices
sin motivo:

El abollado pozal de hojalata en plena lluvia primaveral
bajo el cerezo en flor
justo antes de que comience a clarear.
O las botellas de vino tinto
que tiramos por la ventana anoche en la borrachera
justo después de…

Y a veces las mismas cosas nos hacen infelices
por el mismo motivo.

«A veces» – Henrik Nordbrandt (Nuestro amor es como Bizancio) Traducción Francisco Uriz 

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«Copenhague» – Vetusta Morla (Un día en el mundo,2008)

Pensamientos impares.

Frank Sinatra y Mia Farrow

«Diálogo de Adan y Eva»

ÉL
¿………………….?

ELLA
……………………

ÉL
………………………
……………

ELLA
¡……………..!

ÉL
……………….

ELLA
…………………….¿……………………..
…………..?…………………………………………………………………………….

ÉL
………………………………..

ELLA
…………….

ÉL
………………………………………………………………………
……………………………….¡…………………………………….
……………………………… .!………………………………………………..
…………..¡……………….!
…………………..¡…………………………!

ELLA
………………………………….¿………………………………….?

ÉL
¡…………………………………………………….!

ELLA
¡…………………………………………………….!

«Memorias póstumas de Blas Cubas» – Joaquim Machado de Assis, 1880

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«Romeo and Juliet» – Dire Straits (Making Movies,1980)

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«Romeo and Juliet» – The Killers (Sawdust, 2007)

Historia y síndrome de Estocolmo.

Sitio de Leningrado (8 de septiembre,1941-18 de enero,1944)

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«The Piano» – Michael Nyman

«…En verdad, no era necesario destruir la vida pasada; ella misma se caía a pedazos; se convertía en polvo. Por eso, cuando pensaba en aquellos años, Piotr se encogía de hombros. Consideraba lo que le había ocurrido como un castigo del destino. Un castigo por haber sido ciudadano de Herculano y Pompeya. En torno suyo se moría la gente de hambre, y por el escrobuto,  mientras hablaban del pasado, rezaban o maldecían. Por eso él  apretaba los labios y aprendía a callarse. Además, no había nada que decir. Las cosas eran como eran. Se trataba de una justicia vengativa.

Y ahora, la marcha del Ejército Rojo, que avanzaba como un río de lava, como  una arrolladora potencia de la Naturaleza. Y él, metido en esa marcha, formando parte de la masa que avanzaba. Quizá comprendiera Piotr esa fuerza terrible, de la cual no eran sino la espuma o quizás una manifestación necesaria la inquietud y el terror de las hormigas. Pero, ¿basta comprender las cosas? ¿Y la mujer que le había dejado el libro? ¿Y todos esos millones de personas que se agitan absurdamente, espantadas, con la esperanza de que los ingleses… que los norteamericanos…poder huir…enterrar el oro o esconder dólares detrás de los tapices…procurando sonreír y disimular el odio? Y mientras, la tierra insultada, despedazada por doquier con las alambradas de los campos de concentración, absorbe sin cesar la sangre, los últimos gritos de unos seres humanos y las cenizas. La Europa de las modistillas y de los tenderos gordos con gorros de noche había preparado lentamente, ella misma, el veneno que habría de matarla.

Después de todo, era una dicha estar entre los vivos con el sol dándole a uno en la cara. Las rachas de disparos de las ametralladoras crepitaban en las cercanías del pueblo. Más allá, detrás de la línea del horizonte contestaba la artillería; Piotr levantó la mano y movió los dedos, asombrado de estar allí y hasta de la hora, el día, el mes, y el año en que se hallaba.

«El poder cambia de manos» – Czeslaw Milosz (1980)

Solapamientos y demás rarezas.

 Bill Brandt (1955)

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«Teardrop» – Massive Attack (Mezzanine,1998)

 ID


Este poema se ha trasladado a un cajón o a alguno de los países del Este por mudar de pelo y de costumbres (más por parte de la autora). Si os causa algún interés, sobre todo si es tierno, no tenéis más que pedírmelo por correo, paloma mensajera o con señales de humo.

Crueldad léxica.

Julie Manet

«Julie Manet» – Berthe Morisot, 1893

«Todos los idiomas derivados del latín forman la palabra «compasión» con el prefijo «com-» y la palabra pasio que significaba originalmente «padecimiento». Esta palabra se traduce a otros idiomas, por ejemplo al checo, al polaco, al alemán, al sueco, mediante un sustantivo compuesto de un prefijo del mismo significado, seguido de la palabra «sentimiento»; en checo: sou-cit; en polaco: wspól-czucie; en alemán: Mit-gefühl; en sueco:  med-känsla.
En los idiomas derivados del latín, la palabra «compasión» significa: no podemos mirar impertérritos el sufrimiento del otro; o: participamos de los sentimientos de aquel que sufre. En otra palabra, en la francesa pitié (en la inglesa pity, en la italiana pietà, etc.), que tiene aproximadamente el mismo significado, se nota incluso cierta indulgencia hacia aquel que sufre. Avoir de la pitié pour une femme  significa que nuestra situación es mejor que la de la mujer, que nos inclinamos hacia ella, que nos rebajamos.
Este es el motivo por el cual la palabra «compasión» o «piedad» produce desconfianza; parece que se refiere a un sentimiento malo, secundario, que no tiene mucho en común con el amor. Querer a alguien por compasión significa no quererlo de verdad.
En los idiomas que no forman la palabra «compasión» a partir de la raíz del «padecimiento» (passio), sino del sustantivo «sentimiento», estas palabras se utilizan aproximadamente en el mismo sentido, sin embargo es imposible afirmar que se refieran a un sentimiento secundario, malo. El secreto poder de su etimología ilumina la palabra con otra luz y le da un significado más amplio: tener compasión significa saber vivir con otro su desgracia, pero también sentir con él cualquier otro sentimiento: alegría, angustia, felicidad, dolor. Esta compasión ( en el sentido de  wspólczucie, Mitgefühl, madkänsla) significa también la máxima capacidad de imaginación sensible, el arte de la telepatía sensible; es la jerarquía de los sentimientos, el sentimiento más elevado.
«La insoportable levedad del ser» – Milan Kundera, 1984

Y la niña identificó.

Sigmund Freud

¡Como si ese muro pudiera procurarme alguna paz! ¡Como si uno pudiera reconciliarse con lo imposible por la sola razón de que se funda sobre el «dos y dos son cuatro»! ¡Es el mayor absurdo que puede concebirse!
¡Cuánto más penoso es comprenderlo todo, tener conciencia de todas las imposibilidades, de todos los muros de piedra, y no humillarnos ante ninguna de esas imposibilidades, ante ninguna de esas murallas si ello nos repugna! ¡Cuánto más penoso es llegar, siguiendo las deducciones lógicas más ineludibles, a la posición más desesperante respecto a ese tema eterno de nuestra parte de responsabilidad en la muralla de piedra (aunque está claro hasta la evidencia que no tenemos nada que ver con eso), y, en consecuencia, sumergirnos, en silencio pero rechinando los dientes con voluptuosidad, en la inercia, sin dejar de pensar que ni siquiera podemos rebelarnos contra nadie, porque, en suma, no tenemos enfrente a nadie! ¡Y nunca lo tendremos, porque todo es una farsa, un engaño, un galimatías! No sabemos «qué» ni «quién», pero a pesar de todos esos engaños y de toda nuestra ignorancia, sufrimos, y tanto más cuanto menos comprendemos.»

«Memorias del subsuelo» – Fiódor Dostoievski,1864

Как будто такая каменная стена и вправду есть успокоение и вправду заключает в себе хоть какое-нибудь слово на мир, единственно только потому, что она дважды два четыре. О нелепость нелепостей! То ли дело все понимать, все сознавать, все невозможности и каменные стены; не примиряться ни с одной из этих невозможностей и каменных стен, если вам мерзит примиряться; дойти путем самых неизбежных логических комбинаций до самых отвратительных заключений на вечную тему о том, что даже и в каменной-то стене как будто чем-то сам виноват, хотя опять-таки до ясности очевидно, что вовсе не виноват, и вследствие этого, молча и бессильно скрежеща зубами, сладострастно замереть в инерции, мечтая о том, что даже и злиться, выходит, тебе не на кого; что предмета не находится, а может быть, и никогда не найдется, что тут подмен, подтасовка, шулерство, что тут просто бурда, – неизвестно что и неизвестно кто, но, несмотря на все эти неизвестности и подтасовки, у вас все-таки болит, и чем больше вам неизвестно, тем больше болит!

«Записки из подполья» – Фёдор Достоевский, 1864