No os engañéis, aparecen nombres.


Joseph Brodsky en el entierro de Anna Ajmátova, Marzo 1966

Tarou parecía además haber sido favorablemente impresionado por una escena que se desarrollaba con frecuencia en el balcón que quedaba en frente de su ventana. Su cuarto daba a una pequeña calle trasversal donde había siempre gatos adormilados a la sombra de las tapias. Pero todos los días, después del almuerzo, a la hora en que la ciudad entera estaba adormecida por el calor, un viejecito aparecía en un balcón, del otro lado de la calle. El pelo blanco y bien peinado, derecho y severo en su traje de corte militar, llamaba a los gatos con un «minino,minino» dulce y distante a un tiempo. Los gatos levantaban los ojos, pálidos de sueño, sin decidirse a moverse. Él rompía pedacitos de papel sobre la calle y los animales, atraídos por esta lluvia de mariposas blancas, avanzaban hasta el centro de la calzada, alargando la pata titubeante hacia los últimos trozos de papel. El viejecito, entonces, escupía sobre los gatos con fuerza y precisión. Si uno de sus escupitajos daba en el blanco, reía.
(…)
Hoy el viejecito de enfrente está desconcertado. No hay gatos. Han desaparecido, en efecto, excitados por las ratas muertas que se descubren en gran número por las calles. En mi opinión no se puede pensar que los gatos coman ratas muertas. Recuerdo que los míos las detestaban. Pero eso no impide que corran a las bodegas y que el viejecito esté desconcertado. Está menos bien peinado, menos vigoroso. Se le ve inquieto; después de estar un rato en el balcón se fue para adentro. Pero había escupido una vez en el vacío.
«La peste» – Albert Camus

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«Hey you,looking at the moon» – Graham Nash (Wild tales)

Consentimiento práctico, ignorancia simulada y amén.

«Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s)» – Blake Edwards, (1961)

A : Si quieres conocer a un hombre,
dale poder.

B: Si me quieres bien,tus obras
me lo dirán.

C: Tampoco existe el amor,
sólo puedes dar pruebas de él.

D: Gritar es digno.

«A B C D » – Joan Brossa (Versión de Carlos Vitale)

Lo que más cerca está y lo que menos se le parece.

«Moskva slezam ne verit (Moscow dosen’t believe in tears)» – Vladimir Menshov,1980

«One Art»

The art of losing isn’t hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn’t hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.

I lost my mother’s watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn’t hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn’t a disaster.

–Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan’t have lied. It’s evident
the art of losing’s not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.

«One Art» – Elisabeth Bishop(1911 – 1979)

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Si me costara lo mismo callarme que hablar.

Errol Flynn, Nora Flynn, Rita Hayworth and Orson Welles in Acapulco, Mexico. 1946

«…un hombre que no dice sino tonterías incluso «sin vistas a ningún provecho», no es el mejor contrincante para una discusión que imaginarse pueda, ni como atacante ni como defensor. Confieso, sin embargo, que la autoridad de un médico, y de buena reputación, puede parecer de mayor peso que mi prejuicio, pero insisto en alegar mi experiencia, que superaba la suya en 7.000 gotas [de láudano equivalentes a 280 granos de opio] diarias. Y aunque no era posible suponer que alguien dedicado a la medicina desconociera los síntomas característicos de la intoxicación etílica, se me ocurría sin embargo que quizá incurriera en el error lógico de usar la palabra intoxicación con excesiva latitud, y extenderla genéricamente a todas las formas de excitación nerviosa, en vez de restringirla a la expresión de un tipo específico de excitación, relacionado con ciertos diagnósticos. Hay quien mantiene, según he podido oír, haberse emborrachado con té verde, y en Londres un estudiante de medicina, cuyos conocimientos de la profesión tengo motivos para admirar, me aseguraba el otro día que un paciente, tras haberse recuperado de una enfermedad, se emborrachó con un bistec. «

«Confesiones de un inglés comedor de opio (Confessions of an english opium – eater.)» – Thomas De Quincey, 1821

La importancia del que espera.

Podemos afirmar que algo pertenece al pasado sólo cuando, un día cualquiera,al darnos una imagen de pleno en la cara, contar hasta diez es suficiente. Un recuerdo, en cualquier caso, tiene bastante con esos diez segundos, y también, se los merece.


Arthur Miller and Marilyn Monroe 1950s

«Honesta descripción de mí mismo»

Tomándome un whisky en un aeropuerto,
digamos que en Mineápolis

Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones,
mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables.

Veo sus piernas en minifalda, en pantalones o envueltas
en telas ligeras.

A cada una la observo por separado, sus traseros y
sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno.

Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba
en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes.

No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho,
ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado
de la imaginación erótica.

No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo,
y ellas son como el signo de una relación extática.

No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad
de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.

Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser
como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos,
de estos pesados huesos.

Transformado en mirar puro, seguiré devorando las
proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios,
esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la
extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.
«Honesta decripción de mí mismo» – Czeslaw Milosz (Versión de Gerardo Beltrán)

Aún me acuerdo de los silencios.

Olga Milanoff [tercera mujer de Frank Lloyd Wright]

Ballad About A Smoke-Filled Wagon
ALEXANDER KOCHETKOV
— How painful, darling, and how eerie
Being linked in earth and joined with boughs,
How painful, darling, and how eerie
By a sharpen saw, be torn apart.
The heart will never know healing,
But will be shed with crystal tears,
The heart will never know healing,
But will be shed with burning tar.

— While I’m alive, I will be there,
Since love and death are linked together.
While I’m alive, I will be there,
Since blood and soul can’t live apart
You’ll carry with you everywhere,
You will be carrying it, my treasure,
You’ll carry with you everywhere —
Your home and homestead — in your heart.

— What if I can’t find any harbor
From the incurable compassion?
What if I can’t find any harbor
From darkness and from awful chill?

— Past farewells, we’ll meet each other.
Just do remember me, my treasure,
Past farewells, we’ll meet each other.
We’ll both come back, my love, we will.

— What if I vanish into air
As rays of light fade out daily?
What if I vanish into air?
Behind the star belt, Milky Way?

— Then I will lift you up in prayer,
So you’ll return unharmed and safely.
Then I will lift you up in prayer
So you’ll recall the earthy way.

While shaking in a smoke-filled wagon
He felt so humble and so homeless.
While shaking in a smoke-filled wagon
He was half-crying, half-awake,
And when the train on a slippery ground
All of a sudden took a dire twist,
And when the train on a slippery ground
Tore off the rail-wheels from the rails…

The power of inhuman nature
In common crush all humans crippling,
The power of inhuman nature
Threw all the earthlings off the earth.
And none had found any refuge
As promised in the distant meeting.
And none had found any refuge
In hands that were stretched far off.

Don’t ever part with your beloved ones,
Don’t ever part with your beloved ones,
Don’t ever part with your beloved ones,
Flow into them with all your blood.
And say good-bye forever always,
And say good-bye forever always,
And say good-bye forever always,
Should you for just one moment part.

БАЛЛАДА О ПРОКУРЕННОМ ВАГОНЕ
АЛЕКСАНДР КОЧЕТКОВ
— Как больно, милая, как странно,
Сроднясь в земле, сплетясь ветвями, —
Как больно, милая, как странно
Раздваиваться под пилой.
Не зарастет на сердце рана,
Прольется чистыми слезами,
Не зарастет на сердце рана —
Прольется пламенной смолой.

— Пока жива, с тобой я буду, —
Душа и кровь нераздвоимы, —
Пока жива с тобой я буду —
Любовь и смерть всегда вдвоем.
Ты понесешь с собой повсюду —
Не забывай меня, любимый, —
Ты понесешь с собой повсюду
Родную землю, милый дом.

— Но если мне укрыться нечем
От жалости неисцелимой,
Но если мне укрыться нечем
От холода и темноты?

— За расставаньем будет встреча,
Не забывай меня, любимый,
За расставаньем будет встреча,
Вернемся оба — я и ты.

— Но если я безвестно кану —
Короткий свет луча дневного, —
Но если я безвестно кану
За звездный пояс, млечный дым?

— Я за тебя молиться стану,
Чтоб не забыл пути земного,
Я за тебя молиться стану,
Чтоб ты вернулся невредим.

Трясясь в прокуренном вагоне,
Он стал бездомным и смиренным.
Трясясь в прокуренном вагоне,
Он полуплакал, полуспал,
Когда состав на скользком склоне
Вдруг изогнулся страшным креном,
Когда состав на скользком склоне
От рельс колеса оторвал.

Нечеловеческая сила,
В одной давильне всех калеча,
Нечеловеческая сила
Земное сбросила с земли.
И никого не защитила
Вдали обещанная встреча,
И никого не защитила
Рука, зовущая вдали.

С любимыми не расставайтесь!
С любимыми не расставайтесь!
С любимыми не расставайтесь!
Всей кровью прорастайте в них —
И каждый раз на век прощайтесь!
И каждый раз на век прощайтесь!
И каждый раз на век прощайтесь,
Когда уходите на миг!..

«Ironía del destino» (Ironiya sudby ,ili s legkim parom) Eldar Ryazanov,1975

Perfilando la mirada.

Claude Cahun (1894 – 1954)

«Bridge over troubled water» – Johnny Cash

Berenice Abbott (1898 – 1991)

«Bridge over troubled water» – Elvis Presley
Ilse Bing (1899 – 1998)

«Bridge over troubled water» – Aretha Franklin

Puede que lleguemos a tiempo.


Janis Joplin at the Newport Folk Festival,1969. Diana Davies

«Me And Bobby McGee» – Janis Joplin (Pearl,1970)

«Rhapsody On A Windy Night»
Twelve o’clock.
Along the reaches of the street
Held in a lunar synthesis,
Whispering lunar incantations
Disolve the floors of memory
And all its clear relations,
Its divisions and precisions,
Every street lamp that I pass
Beats like a fatalistic drum,
And through the spaces of the dark
Midnight shakes the memory
As a madman shakes a dead geranium.

Half-past one,
The street lamp sputtered,
The street lamp muttered,
The street lamp said,
«Regard that woman
Who hesitates toward you in the light of the door
Which opens on her like a grin.
You see the border of her dress
Is torn and stained with sand,
And you see the corner of her eye
Twists like a crooked pin.»

The memory throws up high and dry
A crowd of twisted things;
A twisted branch upon the beach
Eaten smooth, and polished
As if the world gave up
The secret of its skeleton,
Stiff and white.
A broken spring in a factory yard,
Rust that clings to the form that the strength has left
Hard and curled and ready to snap.

Half-past two,
The street-lamp said,
«Remark the cat which flattens itself in the gutter,
Slips out its tongue
And devours a morsel of rancid butter.»
So the hand of the child, automatic,
Slipped out and pocketed a toy that was running along
the quay.
I could see nothing behind that child’s eye.
I have seen eyes in the street
Trying to peer through lighted shutters,
And a crab one afternoon in a pool,
An old crab with barnacles on his back,
Gripped the end of a stick which I held him.

Half-past three,
The lamp sputtered,
The lamp muttered in the dark.

The lamp hummed:
«Regard the moon,
La lune ne garde aucune rancune,
She winks a feeble eye,
She smiles into corners.
She smooths the hair of the grass.
The moon has lost her memory.
A washed-out smallpox cracks her face,
Her hand twists a paper rose,
That smells of dust and old Cologne,
She is alone With all the old nocturnal smells
That cross and cross across her brain.
The reminiscence comes
Of sunless dry geraniums
And dust in crevices,
Smells of chestnuts in the streets
And female smells in shuttered rooms
And cigarettes in corridors
And cocktail smells in bars.»

The lamp said,
«Four o’clock,
Here is the number on the door.
Memory!
You have the key,
The little lamp spreads a ring on the stair,
Mount.
The bed is open; the tooth-brush hangs on the wall,
Put your shoes at the door, sleep, prepare for life.»

The last twist of the knife.
«Rhapsody On A Windy Night» – T.S.Eliot(Prufrock and Other Observations,1917)

«Rapsodia a una noche de viento»
Las doce.
A lo largo de los cauces de la calle
sostenidos en síntesis lunar,
susurrando encantamientos lunares,
se disuelven los suelos de la memoria
y todas sus claras relaciones,
sus divisiones y precisiones,
cada farol que dejo atrás
resuena como un tambor fatalista,
y a través de los espacios de lo oscuro
la medianoche sacude la memoria
como un loco agitando un geranio muerto.
La una y media,
el farol rociaba,
el farol mascullaba,
el farol decía: «Observa a esa mujer
que vacila hacia ti en la luz de la puerta
que se abre hacia ella como una mueca.
Ves que el borde de su vestido
está desgarrado y sucio de arena,
y ves que el rabillo del ojo
se le retuerce como un alfiler torcido».
La memoria arroja y deja en seco
una multitud de cosas retorcidas;
una rama retorcida en la playa,
devorada, lisa, y pulida
como si el mundo rindiera
el secreto de su esqueleto,
rígido y blanco.
Un muelle roto en el solar de una fábrica,
óxido que se agarra a la forma que la fuerza ha dejado
dura y enroscada y dispuesta a dispararse.
Las dos y media.
El farol dijo:
«Observa al gato que se aplana en el arroyo,
saca la lengua furtiva
y devora un bocado de manteca rancia».
Así la mano del niño, automática,
salió furtiva y se embolsó un juguete que corría por el
muelle.
No vi nada tras los ojos de ese niño.
He visto ojos en la calle
tratando de escudriñar a través de postigos con luz,
y un cangrejo una tarde en un charco,
un viejo cangrejo con lapas en la espalda,
agarró el extremo de un palo que le tendí.
Las tres y media,
el farol espurreaba,
el farol mascullaba en lo oscuro.
El farol canturreaba:
«Observa la luna,
la lune ne garde aucune rancune,
guiña un débil ojo,
sonríe a los rincones.
Alisa el pelo de la hierba.
La luna ha perdido la memoria.
Una desvaída viruela le agrieta la cara,
su mano retuerce una rosa de papel,
que huele a polvo y agua de colonia.
Está sola
con todos los viejos olores nocturnos
que cruzan y cruzan por su cerebro».
Viene la reminiscencia
de secos geranios sin sol
y polvo en grietas,
olores de castañas en las calles,
y olores femeninos en cuartos de ventanas cerradas,
y cigarrillos en pasillos
y olores de cócteles en bares.
El farol dijo:
«Las cuatro.
Aquí está el número en la puerta.
¡Memoria!
Tienes la llave,
la lamparilla extiende un círculo en la escalera, sube.
La cama está abierta: el cepillo de dientes cuelga en la pared,
deja los zapatos a la puerta, duerme, prepárate para la vida.»
El último retorcimiento del cuchillo.
«Rapsodia a una noche de viento» – T.S.Eliot(Prufrock y otras observaciones,1917)

El día repetido.

No siempre conviene quitarnos la máscara aunque el carnaval haya terminado. No por lo que puedan ver los demás, sino por lo que podamos ver nosotros sin la máscara tapándonos parte del escenario.


Goldie Hawn,(«Rowana & Martin’ Laugh – in»),1960


«Los formales y el frío»

Quién iba a prever que el amor, ese informal
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez,
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes.
Su sonrisa, la de ella,
era como un augurio o una fábula.
Su mirada, la de él, tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras, las de él,
no se enteraban de esa dulce encuesta.
Como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal,
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias,
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos,
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia.
Extra seca y sin hielo por favor.
Cuando llegaron a su casa, la de ella,
ya el frío estaba en sus labios, los de él,
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos.
Una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio.
Como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre.
Él probó: sólo faltaba que me quede a dormir
y ella probó: porqué no te quedás
y él: no me lo digas dos veces
y ella: bueno porqué no te quedás.
De manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos, los de ella.
Después ella besó sus labios, los de él,
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.

«Los formales y el frío» – Mario Benedetti ( Poemas de otros, 1973-1974)

«Wish you were here» – Pink Floyd ( Wish you were here, 1975)

Palabras olvidadas.

El
frío
es
lo
que
queda
de las
noches
en blanco


«Annie Hall» – Woody Allen,1977 (Woody Allen y Diane Keaton)

«Nada es lo mismo»
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

Nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

«Nada es lo mismo» – Ángel González (Grado Elemental, 1962)