Condiciones de lluvia.

«Madre e hijo» –  Alekstandr Sokuróv

Casi cae lento cuando lo nombras:
bolsa como concepto metafísico,
lastre suave como el que se arrastra
hacia la noche sin previo aviso;
roto entre lenguas, pieles en repetición,
colmillos de la misma bestia-feto.

Desliza mente entre sentido,
paja leída entre sangre que no engaña.
Aquí está todo:
franjas, decoración, adecuación al medio
(lo que en esencia son dos cometas de agua
en lo sensible
                     cuando se espera)
aquí está
Miento

la respiración
Miento

la leve cáscara que te puede.

Gírate y mira a tus padres,
te pertenecen.

Fare thee well

Kaluga

Va a hacer calor, mucho calor esta noche:

las espirales de tu cuerpo piden callar,
buscar una respiración adecuada
ante tanto retroceso.
Hay una que desde fuera te mira,
juzga la falta de líquido en las mejillas,
intenta reconstruir un paisaje negro
al que nunca asistirás,
un ancla de mármol allá lejos,
entre la nieve.
No cogerás un tren, un avión,
un coche. No
te sentirás sucia por el protocolo.
No sabrás lo que es
tierra húmeda sobre la tumba.
Morir es ridículo.
Entonces por qué
tanta calma.

«Rima»

*dedicado a esa mujer que me enseñó mucho más de lo que ella cree. Ojalá hubiera podido aprender más de ella.

Hoy nadie debería hablar.

No eliges los ángulos del odio,
los rincones en los que se desdobla,
finge conocer a las palomas de turno,
roba tu oxígeno.
No leas psicología
sólo se reirán de ti:
no hay células que resistan
tanta letra frívola.

Nos han criado para devorarnos
entre desgarros de patria.
Somos tú
antes de los seis y su reflejo.

No rompas hueso contra otros
entenderán lo justo
para olvidarte.

No conoces las dimensiones de piedad;
son boca de lobo en el balcón,
son casa no tuya,
son odio.
Y volver a empezar.

Limbo

Ted Bundy. Horas antes de la ejecución.
Si alguna vez vivo para recordarte, padre,
vuelve a poner el dedo en el círculo.
Si alguna vez,
se amansan las rejas de nieve
que dan vueltas y regresan,
dibuja de nuevo la cáscara
del miedo que nos desgastaba
creciéndonos.
Ocupa otra vez esa órbita
que cansa y te alimenta,
que te hizo monstruo,
que te hizo loco
como sólo son los verdugos
sin patria.
Si alguna vez vuelvo a vivir, padre,
si me acuerdo de la vida,
de la sangre que la baña,
si alguna vez…
si alguna

Olvídate de la tragedia.

«>
«One of these mornings» – Moby

Fotografía de Pavel Morozov


DEFINICIÓN DE POESÍA

En memoria de Federico García Lorca.

Hay una especie de leyenda que dice que antes del fusilamiento
vio como detrás de las cabezas de los  soldados salía el sol. Entonces dijo: 
«Y sin embargo amanece…» Quizá sólo fue el comienzo de un poema.

Memorizar los paisajes
tras las ventanas
de los cuartos de las mujeres;
tras las ventanas
de los pisos de los familiares;
tras las ventanas
de los despachos de los compañeros.
Memorizar el paisaje
tras las tumbas de los amigos.
Memorizar
cómo de lenta cae la nieve
cuando nos llaman al amor.
Memorizar el cielo
que yace sobre el asfalto húmedo
cuando nos recuerdan el amor al prójimo.
Memorizar
cómo las borrosas gotas de lluvia
resbalan por el cristal
y distorsionan las dimensiones
de los edificios
cuando nos explican
qué tenemos que hacer.
Memorizar
cómo desde la tierra huérfana
alza sus manos rectas
la cruz.
En una noche de luna
memorizar la estirada sombra
que vierte un árbol o un humano.
En una noche de luna
memorizar las plomizas olas del río,
brillantes, como pliegues
de unos pantalones usados.
Y al amanecer
memorizar la carretera blanca
de la que se desvían los escoltas,
memorizar
cómo sale el sol
tras las nucas de los verdugos.
1959
Joseph Brodsky traducción del ruso: A.K.

¿Qué decías?

Bill Murray (Lost In Translation, 2003 – Sofía Coppola)

«Just like honey» – The Jesus and Mary Chain (Psychocandy, 1985)

Anochece en la ciudad V.
Hay franjas en la ciudad L.
Cuántos en medio.
Casi siempre somos nosotros.
Despedirse sin parpadear demasiado,
tragar aire con conciencia 
de veneno.
Hay algo placentero
en saberse los mapas
de la casa abandonada,
en quemarla dentro de los dos.
Miras a la derecha,
otra mujer ríe o llora,
así que tú tampoco sabes.
Alguien que ya no te suena
te dice
que llamará al llegar,
pone atención en usar
un futuro próximo.
Rompes el abrazo 
antes de volver
a recordar su nombre
y los dos seguís respirando
tierra adentro.

Si te lo preguntas.

«Big Fish» – Tim Burton (2003)

«
«Dead Already» – Thomas Newman, 1998

A partir de aquí habrá una ciudad que te sonaba.
Harás la maleta como quien recoge hojas en otoño:
los vestidos asustados, los zapatos mirándote
en silencio mientras buscas un rincón
al que agarrarte.
Allí fuera encontrarás
jarrones para tus fobias,
nuevas corbatas con las que no-sucidarte,
lluvia por fin.
Posiblemente buscarás agua sólo
hasta las rodillas
y paisajes reversibles
en los que ahogar la pupila.

Encontrarás una nueva ortografía para «padre»
para «oscuro desde ahora»
para «mía».

Anastasia K.

Colapsos de andar por casa.

«>
«Nostalgias» – Estrella Morente



Se conocieron al anochecer. Después Ella le invitó a su casa y aquí estaba Él. Le enseñó su piso y sus manteles, sus sábanas y también sus tenedores y cuchillos, todo lo que tenía. Pero cuando se miraron por primera vez a la luz del día Él se fijó en su nariz.
– “Parece que se la hayan cosido, como si fuese de una cara ajena – pensó – Ni siquiera parece una nariz, mas bien parece una verdura. ¡Dios santo y qué fosas nasales! ¡No son nada simétricas! Y demás, no pegan la una con la otra. Una fina y ovalada y la otra enorme.” Se sacó un pañuelo y se secó la frente.
-¿Hace muchísimo calor verdad? –  la oyó preguntar.
– Oh sí. – contestó mirando de reojo a su nariz – “Está cosida, seguro – pensó de nuevo – Un objeto completamente ajeno en su cara. Hasta el color de la piel es distinto, más oscuro. Y las fosas…¡ nada de armonía! O quizá es un tipo distinto de armonía, a lo mejor como en Picasso.”
– ¿Cree usted que Picasso está en lo cierto? – preguntó
– ¿Cómo dice? Pi..ca…
– No nada, olvídelo – suspiró y cambiando de tercio bruscamente preguntó – ¿Ha tenido algún accidente?
– ¿Perdón?…
– Bueno…– Él suspiró y se quedó en silencio.
– ¿Lo dice por mi nariz?
– Si bueno, por eso.
– No, siempre ha sido así – dijo con rapidez – Siempre ha sido así.
– “¡Maldita sea!” – casi dijo en voz alta, pero sólo preguntó : – ¿De veras?
– Pero soy una persona muy armoniosa, sabe.– susurró Ella – ¡Si sólo supiera cuánto me gusta la simetría! Mire por ejemplo los geranios en mi ventana. Cómo están colocados : uno a la derecha y otro a la izquierda. Simetría total. Créame sólo soy así por fuera. Sólo por fuera.
Entonces Ella dejó su mano sobre su rodilla y El tuvo la sensación de que su mirada penetrante le quemaba el cerebro.
– Y estoy muy a favor del matrimonio y de la vida en común. – continuó susurrando y bajando la vista.
– ¿Por la simetría? – espetó Él.
– Por la armonía. – corrigió Ella suavemente –Por la armonía.
Él se levantó.
– ¿Cómo, ya se marcha?
– Sí, sí…ya me voy.
Le acompañó hasta la puerta.
– Sabe, no tengo nada que ver con lo que parezco desde fuera – dijo de nuevo.
– “Venga va” – se decía Él – “La nariz te delata. Está cosida a tu cara como una revelación.” Pero en voz alta sólo dijo:
– Realmente es usted como estos geranios ¿no es así? ¿La he entendido bien? ¿Todo armonía verdad? – y empezó a bajar las escaleras sin volver la vista atrás.
Ella se quedó inmóvil en la ventana viendo cómo se marchaba.
Y vio como Él se paraba abajo y se secaba la frente con el pañuelo. Una vez, dos…Pero no vio como sonreía al hacerlo, con qué alivio.  No pudo verlo porque las lágrimas le empañaban los ojos. Y los geranios también entristecieron, o al menos era triste su aroma.
«Los geranios tristes» – Wolfgang Borchert 
Traducción del ruso Anastasia K.

Quemarás Cártago, no a ti.

El gran hombre miraba por la ventana
pero para Ella el mundo se acababa
a los bordes de su amplia túnica griega
cuyos pliegues dormidos
recordaban la quietud del mar.
Él sin embargo
miraba a través de la ventana
con la mirada tan lejos de aquél lugar
que los labios parecían una concha
que albergaba el rugido;
y el horizonte en la copa
estaba inmóvil.

Y el amor de Ella
tan sólo era un pez
quizá capaz de surcar el mar
acechando el barco
y alcanzarlo
rompiendo la marea con su cuerpo…
sin embargo Él
ya había pisado tierra firme.
Así el mar se hizo mar de lágrimas.
Pero como bien se sabe
justo en el momento de desasosiego
aparece el viento a favor,
y el gran marido abandonó Cártago.

Ella se quedó de pie
ante la hoguera que sus soldados
encendieron bajo los muros de la ciudad
y vio como la marea de las llamas,
temblando entre el fuego y el humo,
iba consumiendo Cártago
mucho antes de la profecía de Catón.

Dido y Eneas – Joseph Brodsky Traducción A.K.

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Dido y Eneas – Joseph Brodsky

Mercy

Nan Goldin
¿Conoces las dimensiones
de la piedad?
¿Conoces los mordiscos
de las hormigas en tu cama?
¿La sal líquida
en su caída?
El reloj no tiene nombre
para aquél que espera.
Así que cánsate hoy,
cánsate y abraza
el olor a herida
de la camiseta-cadáver
que te ancla a esta habitación,
a la noche.

Anastasia K.

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«One Dove» – Antony And The Johnsons