Condiciones de lluvia.

«Madre e hijo» –  Alekstandr Sokuróv

Casi cae lento cuando lo nombras:
bolsa como concepto metafísico,
lastre suave como el que se arrastra
hacia la noche sin previo aviso;
roto entre lenguas, pieles en repetición,
colmillos de la misma bestia-feto.

Desliza mente entre sentido,
paja leída entre sangre que no engaña.
Aquí está todo:
franjas, decoración, adecuación al medio
(lo que en esencia son dos cometas de agua
en lo sensible
                     cuando se espera)
aquí está
Miento

la respiración
Miento

la leve cáscara que te puede.

Gírate y mira a tus padres,
te pertenecen.

One of these mornings

En la tumba geométrica que habita
siempre sobra luz.
Se intentan ensayar soluciones prácticas
al cementerio de lenguas
que duerme en la mesita de noche.
Pero se cansa aquí, suave,
se hace ovillo en el corte de la cama
e intenta recordar en qué parte
de la caja torácica guarda el cerebro.
Hay demasiado día atravesando
el hormigón de las cortinas
y es innecesario ridiculizarse
viendo que las motas de polvo a contraluz
jamás se harán estalactitas.
Recuerda, atraviésate desde fuera,
suspendida encima de la placa de hielo
en la que yace tu cuerpo dormido,
recuerda: por dónde empezaste
el derrumbe.

El oficio de estrellarse.

KISSES FROM THE INSIDE

He has invented a way of guiding
the blind woman so they can step exactly
together. As she is not led, so is he rapid
and ingenious with me. I am like a house lost
in the woods of Soto
whose upper floors are occupied by gypsies.
They braid red yarn into my hair
and light my shadow with candles to keep me
all in light. He wants me all in light,
she who was stumbling three years
with the dead. He picks my feet up
by their heels in his palm. The more
I want to be high and golden, pitiless and
unformed, the more he tears me back
to earth. He rolls me in the red dust
inside the night. Even his kisses
stroke my unwinding from the inside.
The bees fly off from their honey,
their unspeakable frenzies.
In the hovering noon of our devotional midnights
he flies off, until I am sheer and stolen,
rooted deep in the sea air
            because the tide is everything
                          because the tide is everything
and I have never seen the sea.

Tess Gallagher


Fare thee well

Kaluga

Va a hacer calor, mucho calor esta noche:

las espirales de tu cuerpo piden callar,
buscar una respiración adecuada
ante tanto retroceso.
Hay una que desde fuera te mira,
juzga la falta de líquido en las mejillas,
intenta reconstruir un paisaje negro
al que nunca asistirás,
un ancla de mármol allá lejos,
entre la nieve.
No cogerás un tren, un avión,
un coche. No
te sentirás sucia por el protocolo.
No sabrás lo que es
tierra húmeda sobre la tumba.
Morir es ridículo.
Entonces por qué
tanta calma.

«Rima»

*dedicado a esa mujer que me enseñó mucho más de lo que ella cree. Ojalá hubiera podido aprender más de ella.

Hoy nadie debería hablar.

No eliges los ángulos del odio,
los rincones en los que se desdobla,
finge conocer a las palomas de turno,
roba tu oxígeno.
No leas psicología
sólo se reirán de ti:
no hay células que resistan
tanta letra frívola.

Nos han criado para devorarnos
entre desgarros de patria.
Somos tú
antes de los seis y su reflejo.

No rompas hueso contra otros
entenderán lo justo
para olvidarte.

No conoces las dimensiones de piedad;
son boca de lobo en el balcón,
son casa no tuya,
son odio.
Y volver a empezar.

Limbo

Ted Bundy. Horas antes de la ejecución.
Si alguna vez vivo para recordarte, padre,
vuelve a poner el dedo en el círculo.
Si alguna vez,
se amansan las rejas de nieve
que dan vueltas y regresan,
dibuja de nuevo la cáscara
del miedo que nos desgastaba
creciéndonos.
Ocupa otra vez esa órbita
que cansa y te alimenta,
que te hizo monstruo,
que te hizo loco
como sólo son los verdugos
sin patria.
Si alguna vez vuelvo a vivir, padre,
si me acuerdo de la vida,
de la sangre que la baña,
si alguna vez…
si alguna

Avalancha



Desocupado lector

Cumplo con informar a usted que últimamente todo es herida: la muchacha
es herida, el olor
a su hermosura es herida, las grandes aves negras, la inmediatez
de lo real y lo irreal tramados en el fulgor de un mismo espejo
gemidor es herida, el siente, el tres, todo, cualquiera de estos
números de la danza es
herida, la barca
del encantamiento con Maimónides al timón es herida, aquel
diciembre 20 que me cortaron de mi madre es herida, el sol
es herida, Nuestro Señor
sentado ahí entre los mendigos con esa túnica irreconocible por el cauterio
del psicoanálisis es herida, el
Quijote
a secas es herida, el ventarrón
abierto del Golfo contra la roca alta es
herida, serpiente
horadante del Principio, mar
y más mar de un lado a otro, Kierkegaard y
más Kierkegaard, taladro
y por añadidura herida; la
preñez en cuanto preñez en la preciosidad de su copa es
herida, el ocio
del viejo río intacto donde duermen inmóviles los mismos peces
velocísimos es
herida, la Poesía
grabada a fuego en los microsurcos de mi cerebro de niño es herida, el hueco
de 1.67 justo en metros de rey es herida, el éxtasis
de estar aquí hablando solo en lo bellísimo de este pensamiento de
nieve es
herida, la evaporación
de la fecha de mármol con el padre adentro
bajo los claveles es
herida, el carrusel
pintarrajeado que fluye y fluye como otro río de polvo y otras
máscaras
que vi en Pekin colgando en la vieja calle de Cha Ta-lá
cuya identidad comercial de 2.500 años de droga y ataúdes rientes
no se discute, es
herida; la cama en fin
que allí compré, con dos espejos para navegar, es herida,
la
perversión
de la palabra nadie que sopla desde las galaxias es herida, el Mundo
antes y después de los Urales es
herida, la hilera
de líneas sin ocurrencia de esta visión sin resurrección es herida. Cumplo
entonces con informar a usted que últimamente todo es herida.

Gonzalo Rojas

Olvídate de la tragedia.

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«One of these mornings» – Moby

Fotografía de Pavel Morozov


DEFINICIÓN DE POESÍA

En memoria de Federico García Lorca.

Hay una especie de leyenda que dice que antes del fusilamiento
vio como detrás de las cabezas de los  soldados salía el sol. Entonces dijo: 
«Y sin embargo amanece…» Quizá sólo fue el comienzo de un poema.

Memorizar los paisajes
tras las ventanas
de los cuartos de las mujeres;
tras las ventanas
de los pisos de los familiares;
tras las ventanas
de los despachos de los compañeros.
Memorizar el paisaje
tras las tumbas de los amigos.
Memorizar
cómo de lenta cae la nieve
cuando nos llaman al amor.
Memorizar el cielo
que yace sobre el asfalto húmedo
cuando nos recuerdan el amor al prójimo.
Memorizar
cómo las borrosas gotas de lluvia
resbalan por el cristal
y distorsionan las dimensiones
de los edificios
cuando nos explican
qué tenemos que hacer.
Memorizar
cómo desde la tierra huérfana
alza sus manos rectas
la cruz.
En una noche de luna
memorizar la estirada sombra
que vierte un árbol o un humano.
En una noche de luna
memorizar las plomizas olas del río,
brillantes, como pliegues
de unos pantalones usados.
Y al amanecer
memorizar la carretera blanca
de la que se desvían los escoltas,
memorizar
cómo sale el sol
tras las nucas de los verdugos.
1959
Joseph Brodsky traducción del ruso: A.K.